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¿Por qué Sánchez mantiene a Marlaska? La enésima polémica de una lista sonada

El ministro del Interior vuelve a estar en el ojo del huracán, si es que alguna vez dejó de estarlo: del cese de Pérez de los Cobos a la valla de Melilla o la devolución de inmigrantes

Pérez de los Cobos, Marlaska con Sánchez e inmigrantes saltando la valla de Melilla

Publicado por
Enrique Martínez

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El ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, vuelve a estar en el ojo del huracán, sumando a su récord de estancia en el ministerio -es el titular más longevo- otras plusmarcas no tan deseadas: la cadena de escándalos y polémicas y el ser capaz de unir a todos los partidos, a izquierda y derecha, pidiendo su cese. Marlaska está achicharrado y el asesinato de dos guardias civiles en Barbate sólo carboniza más un ministro quemado, pero Pedro Sánchez lo sigue manteniendo contra viento y marea.

Quizá el presidente del Gobierno se niegue a cesar a Marlaska precisamente por eso: porque ya está quemado y poner a otro en su lugar sería mandar a alguien a la hoguera. Para eso, que se siga socarrando el que ya está. Y además, el ministro del Interior le sirve a Sánchez de parapeto y blanco de las críticas sin que la cosa suba más arriba, a Moncloa. Sin embargo, la lista de embrollos del titular del Interior cada vez es más difícil de ocultar para que Marlaska siga en el ministerio. Estos son algunos de sus más sonados escándalos.

El cese ilegal de Pérez de los Cobos

Quizá el asunto que en cualquier democracia le hubiera costado ya el puesto al ministro del Interior es el de la destitución injustificada y fulminante del coronel Diego Pérez de los Cobos como jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid en 2020 tras negarse a informar sobre la investigación abierta en torno a la multitudinaria manifestación del 8 de marzo, la famosa antes de la pandemia del covid cuando ya había voces alertando de la expansión de la enfermedad. Pérez de los Cobos recurrió el cese por “arbitrario, delictivo y discriminatorio” y el Tribunal Supremo le dio finalmente la razón, teniendo Marlaska que readmitirlo y quedando muy tocado.

Asalto a la valla de Melilla

Otro de los momentos críticos fue el asalto a la valla de Melilla, que le supuso hasta la reprobación por parte del Congreso con los votos tanto de la derecha como de los socios de Sánchez. Unos dos mil inmigrantes intentaron llegar a la valla de Melilla y varios de ellos murieron al intentar atravesarla tras la acción de las fuerzas de Marruecos repeliendo el asalto. El asunto dejó muchos interrogantes como el papel de las fuerzas de España y a día de hoy sigue habiendo muchas preguntas sin respuesta.

Las devoluciones ‘en caliente’ ilegales

La inmigración es uno de los asuntos que más se le ha ido de las manos a Marlaska. El Tribunal Supremo dio otro palo al ministro del Interior cuando declaró que la devolución de menores desde Ceuta a Marruecos llevada a cabo por España en mayo de 2021 fue ilegal.

Los whatsapps entre Interior y el entorno de ETA

Los contactos entre el ministerio del Interior y el entorno de ETA para beneficiar a los presos puso en jaque al ministro al iniciarse 2024. El jefe de Instituciones Penitenciarias se escribía con la red de familiares de reclusos etarras mensajes como “me dice el de Madrid que van a levantar aislamientos”. Los contactos de Instituciones Penitenciarias habrían sido con etarras como Azkarraga, 'Kubati' y Arzuaga. Se informaba al entorno de los presos de ETA de la política penitenciaria a través de Sare y a Bildu como “forma de labrar una sintonía entre la izquierda abertzale y el PSE”.

De la Guardia Civil en Navarra a la purga en Cataluña

Los incendios de Fernando Grande Marlaska abarcan muchas áreas, desde no dar la cara por la Guardia Civil tras acordar el PSOE con Bildu su expulsión de Navarra, a prometer a ERC que purgaría los cargos policiales en Cataluña que molestaban a los independentistas. El ministro del Interior ha sido además cuestionado por la política de acercamiento de presos etarras, que muchos ven un pago encubierto a Bildu, y recientemente por el caos migratorio en Madrid, con inmigrantes hacinados en el aeropuerto de Barajas o en Alcalá de Henares con denuncias de agresiones. No olvidemos tampoco el ‘caso Pegasus’ o de espionaje con un software a los políticos independentistas catalanes por parte del Gobierno de Sánchez, y la denuncia de que el propio Gobierno fue espiado desde Marruecos y tendrían los teléfonos pinchados.