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Guerra de diplomáticos con Sánchez por la jubilación de marajá de Puig en París

Sánchez regala otra embajada para recolocar a un cargo del PSOE con 150.000 euros y casa de 500 m2 y la Asociación de Diplomáticos denuncia “falta de profesionalidad y de experiencia”

Mitin de Sánchez y Puig en Castellón

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Enrique Martínez

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El Gobierno de Pedro Sánchez sigue empeñado en su guerra contra los diplomáticos españoles a cuenta de los nombramientos en embajadas. Pero al sanchismo eso le da igual, lo importante es colocar a los cargos del PSOE que se han quedado fuera del Gobierno, aunque no tengan ni idea de diplomacia. El último caso es el nombramiento del ex presidente valenciano, Ximo Puig, como embajador de España ante la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) en París.

El nuevo enchufe de Pedro Sánchez a un dirigente del PSOE ha irritado de nuevo a la Asociación de Diplomáticos, que ha estallado otra vez contra el presidente y contra el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y les ha acusado directamente de “perjudicar la imagen de España en el exterior”.

La asociación que engloba al 70% de los miembros de la Carrera Diplomática ha manifestado su “rechazo a la elección de representantes españoles que obvian la preparación específica y profesionalidad de los diplomáticos” en relación a la colocación de Ximo Puig en la OCDE o previamente de los ex ministros Héctor Gómez y Miquel Iceta como embajadores ante la ONU en Nueva York y ante la UNESCO respectivamente.

"La acción exterior de España se ve perjudicada por nombramientos de embajadores políticos sin experiencia en relaciones internacionales ni conocimientos en geopolítica, negociación multilateral e idiomas", ha expresado la Asociación de Diplomáticos a los nombramientos del Consejo del Ministros.

La nueva 'vida de marajá' de Ximo Puig

Pero como hemos señalado, estas duras críticas de los diplomáticos no frenan a Pedro Sánchez y su uso de las embajadas para pagar favores. De esta forma, Ximo Puig abandona el Senado, donde recaló tras perder la Generalitat Valenciana, para irse a una nueva vida de marajá en París cobrando unos 150.000 euros al año -unos 52.000 euros más del salario que tenía como presidente-, con casa de 500 metros cuadrados en la Avenida Foch parisina, una de las más lujosas, coche oficial y dietas y gastos pagados. Una jubilación de oro a costa de la diplomacia española.

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