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La "semana horribilis" se atraganta en Moncloa: Sánchez no levanta cabeza

Después de la tormenta gallega, ha llegado el “huracán Koldo”, el caso de presunta corrupción que tiene entre sus principales actores al que fuera asesor y “chico para todo” de Ábalos.

Sánchez, atrapado entre Galicia, la amnistía... y Koldo.

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En el PSOE no levantan cabeza tras el pésimo resultado cosechado en las elecciones autonómicas en Galicia. No hubo “vuelco” y sí un tremendo naufragio socialista que, en caso de haber “volcado” el Gobierno hubiera sido en favor de los nacionalistas del BNG.

Ese movimiento sísmico con epicentro en Galicia, ha tenido repercusión (controlada) en Castilla-La Mancha, cuyo presidente, el socialista Emiliano García Page, pide reflexión y autocrítica y que la camiseta del PSOE no se convierta en una camisa de fuerza. El desánimo cundía ya en la parroquia socialista desde el domingo.

Lo que ha ocurrido en Galicia, desdibuja no ya el liderazgo, sino la marca PSOE, que ya venía perdiendo fuelle desde anteriores convocatorias. En esta ocasión, se ha desplomado porque, en palabras de un dirigente socialista “el elector ha entendido que el voto útil de la izquierda era el BNG, porque nosotros se lo hemos puesto en bandeja”.

La derrota sin paliativos en Galicia empezaba a hacer mella entre los dirigentes socialistas cuando el propio Pedro Sánchez señaló a los dirigentes territoriales (curioso, porque solo siguen vivos aquellos que ganan elecciones, o pueden gobernar, como el propio Page, el presidente de Asturias, Adrián Barbón, o la de Navarra, María Chivite, ya que al resto, los ha apartado, aparcado o puesto en casa, según convenga)

Ya no queda un solo dirigente territorial a excepción de los mencionados, que no haya tenido la aprobación o apadrinamiento de Sánchez. Son sus barones, con pies de barro muchos, precisamente por ser “sanchistas”. Pues a ellos les dijo que tienen que crecer en liderazgo, aunque eso trascienda a las propias siglas del PSOE.

Eso, según interpretan algunos de los dirigentes territoriales consultados, no es sino intentar clonar el modelo nacional: el PSOE no ganó las elecciones generales, pero Sánchez fue capaz de liderar un bloque que impide gobernar al PP y se alía en una confluencia de intereses, hipotecas y, en ocasiones, peleas.

Después de la tormenta gallega, ha llegado el “huracán Koldo”, el caso de presunta corrupción que tiene entre sus principales actores al que fuera asesor y “chico para todo” del ex ministro de Infraestructura, José Luis Ábalos.

Pero lo que ha ocurrido en Galicia, desdibuja no ya el liderazgo, sino la marca PSOE, que ya venía perdiendo fuelle desde anteriores convocatorias. En esta ocasión, se ha desplomado porque, en palabras de un dirigente socialista “el elector ha entendido que el voto útil de la izquierda era el BNG, porque nosotros se lo hemos puesto en bandeja”.

Hay murmullo en la familia socialista ante el batacazo del PSdG, pero no pasa de ahí. Si acaso el “solista” Page levanta la mano por si algún día hay que renovarse o morir… Pero son muchos los que siguen perseverando en la estrategia del bloque, acaso porque prefieren morir en el intento.

Sánchez, este miércoles con el Rey de Marruecos Mohamed VI.

Tratando de digerir la derrota, Sánchez se fue a Marruecos, ilusionado por saber que esta vez sí iba a ser recibido por el Rey de Marruecos, Mohammed VI, y pensando que tal vez podría venir con la noticia bajo el brazo de que se abrían los pasos fronterizos de Ceuta y Melilla.

Pero nada de eso ocurrió. Fue recibido, sí, pero las fronteras siguen cerradas a cal y canto. Y lo que es peor, en Marruecos se topó de bruces con la bomba de relojería que amenaza con explotarle en la cara.

De puertas para dentro, son muchos los socialistas que contienen la respiración, no porque tengan constancia ni prueba de fechoría alguna de Koldo, sino porque dan crédito a las que supuestamente pudo cometer y porque entienden que su relación con el ministro Ábalos nunca les pareció las de un mero asesor.

Después de la tormenta gallega, ha llegado el “huracán Koldo”, el caso de presunta corrupción que tiene entre sus principales actores al que fuera asesor y “chico para todo” del ex ministro de Infraestructura, José Luis Ábalos.

Aunque el sumario está bajo secreto, ha trascendido que la supuesta golfada consistió presuntamente en vender mascarillas en plena pandemia a organismos oficiales, ministerios y CC.AA. como Baleares con unos buenos sobrecostes, imprescindibles para obtener unas elevadas comisiones que después se camuflaban convenientemente para no pasar por la guadaña fiscal.

Ábalos dice estar “estupefacto” porque no da crédito a lo que ha conocido de Koldo, el mismo que le acompañaba al aeropuerto a recibir a la venezolana Delcy Rodríguez, el mismo Koldo en quien confió, en plena batalla por las primarias que ganaría Sánchez, los avales requeridos, para que durmiera con ellos y se convirtiese en custodio, o el mismo que tenía, dentro del ministerio, un despacho anejo al del ministro.

Tanto a Koldo García como a José Luis Ábalos les asiste la presunción de inocencia, solo faltaba. Pero el caso en cuestión está convirtiéndose en pesadilla para los socialistas. Oficialmente, la reacción ha sido rápida: que se investigue, que se llegue hasta el final, rechazo a todo tipo de prácticas corruptas.

Pero, de puertas para dentro, son muchos los socialistas que contienen la respiración, no porque tengan constancia ni prueba de fechoría alguna de Koldo, sino porque dan crédito a las que supuestamente pudo cometer y, especialmente, porque entienden que la relación y el vínculo entre Koldo y el ministro Ábalos, nunca les pareció las de un mero asesor. Esto parece que no ha hecho más que empezar…

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