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Ábalos: dos razones para no dimitir y una para que Sánchez no le destituya

Cosas del destino: el exministro y antiguo hombre de confianza de Pedro Sánchez preside este miércoles en el Congreso la Comisión de Interior, dedicada a la corrupción.

José Luis Ábalos, en la encrucijada

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María Jesús Montero, vicepresidenta primera del Gobierno y número dos del PSOE, le enseñó el jueves la puerta de salida a José Luis Ábalos con ese “yo sé lo que yo haría” si estuviera en su situación. El exministro hizo oídos sordos, como tampoco escuchó al presidente del Gobierno, que insinuó que pidió limpieza “caiga quien caiga”. En el PSOE hay un clamor interno que pide su cabeza a modo de cortafuegos, pero él no escucha a nadie porque puede hacerlo y porque dimitir como diputado le acarrearía dos problemas que quiere evitar.

El primero y más evidente es que dejar su escaño en el Congreso implicaría perder el aforamiento y quedar expuesto ante el juez que investiga a su amigo y mano derecha, Koldo García y al resto de la trama de mordidas millonarias en plena pandemia.

El aforamiento conlleva un blindaje que solo puede romper el Tribunal Supremo. Y eso significa ganar mucho tiempo, tirar la pelota hacia adelante y esperar a ver el desarrollo de este caso que sabemos cómo ha empezado, pero no cómo acabará y a quién afectará.

Pero más allá de eso, Ábalos tiene un poderoso motivo para resistirse a dejar el Congreso. Ese motivo son los 98.000 euros que cobra al año. Para Ábalos, de formación diplomado en Magisterio, no parece fácil ganar ese sueldo fuera de la política, actividad a la que lleva dedicado toda su vida.

Esos 7.000 euros que cobra al mes se dividen en más de 3.000 como sueldo base de diputado, algo más de 2.000 de ayuda a la vivienda (que reciben todos los diputados de fuera de Madrid) y más de 1.600 como presidente de la Comisión de Interior.

Precisamente este miércoles, el ex ministro tiene una cita en el Congreso de los Diputados para presidir una reunión de la Comisión de Interior que, caprichos del destino, tiene uno de sus puntos en el orden del día la lucha contra la corrupción.

Ábalos desoye las peticiones de dimisión… porque puede

Así que Ábalos, tanto por blindaje personal como por sueldo, tiene motivos para no querer irse y, además, puede permitirse el lujo no de hacerlo. Quizás sabe demasiado, quizás le temen por eso, quizás conoce secretos de otros o del partido. Lo cierto es que, como él mismo ha dicho, ni Sánchez ni nadie del Gobierno le ha llamado y mucho menos le ha pedido en privado que deje su escaño.

Montero le mostró la pista de salida, Sánchez le envió un recado, pero nadie se atreve a pasar de ahí. De hecho, él mismo, en una entrevista en La Sexta, lanzó un mensaje que se puede perfectamente interpretar como una advertencia o una amenazada velada: “quienes están presionando [para que dimita] llevan a sus espaldas situaciones o hechos peores que esto”.


¿Se refiere a María Jesús Montero y el caso de los ERE (la vicepresidenta era consejera del Gobierno andaluz cuando se aprobaron esas ayudas fraudulentas) o sabe muchas cosas de otros, incluido el presidente Sánchez? ¿Dónde acabaron las mordidas de esos contratos de material sanitario que investiga la justicia?

Además, el escándalo conocido como el ‘Delcygate’ tuvo a Ábalos como protagonista público. A él le tocó en 2020 ir a Barajas a hablar con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, que había aterrizado de forma ilegal en nuestro país ya que tiene prohibido por la UE pisar suelo europeo. ¿Qué pasó aquella madrugada en el aeropuerto de Madrid? Nunca se explicó de forma convincente y es probable que alguno no quiera que se explique.