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Sánchez pulsa el ventilador: que no quede "resKoldo” de duda de la culpa del PP

En el PSOE se están haciendo un máster acelerado de lo ocurrido en el pasado con el PP, ya que muchos de los que acompañan a Sánchez en su actual viaje ni siquiera estaban a su llegada.

Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados.

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El PSOE y José Luis Ábalos se han dado una tregua temporal hasta ver por dónde van a ir saliendo los detalles del sumario que, aun siendo secreto, se ha ido desgajando y repartiendo por distintos despachos y redacciones de medios de comunicación.

Pedro Sánchez es consciente de que llegó al Gobierno cabalgando sobre la corrupción que había anegado al PP de Mariano Rajoy, ese caso Gürtel y esa sentencia condenatoria que recibió como agua de mayo un Sánchez que, pese a haber tenido el peor resultado de la historia del PSOE, logró convencer a la mayoría del hemiciclo, para que le votasen como candidato alternativo a Feijóo.

En el PSOE se están haciendo un máster acelerado de lo ocurrido en el pasado con el PP, ya que muchos de los que acompañan a Sánchez en su actual viaje ni siquiera estaban y mucho menos se les esperaba en estos tiempos y en esta legislatura.

Desde entonces, ha llovido mucho y ahora le llueve al PSOE el fango de la presunta corrupción del “caso Koldo”, el asistente personal del exministro Ábalos y la supuesta trama de las comisiones y corruptelas en torno a la venta de mascarillas en plena pandemia, cuando la gente moría por miles, cuando el material escaseaba y cuando algunos pocos se forraron haciendo macronegocios para los que había que tener algunos contactos y muy poca vergüenza.

La reacción de Sánchez, que desde hace años no tiene en sus oraciones a Ábalos, ha sido rápida: apartar a su antiguo número tres, sin que hubiese aparecido implicación directa alguna de su persona en el sumario del Koldogate.

Pero, aseguran en el entorno de Sánchez que “no podía ser de otro modo, el PSOE tiene que ser y parecer el más contundente contra la corrupción, porque se juega su propia existencia”. Así de claro lo enfatiza un dirigente socialista.

Ábalos, este martes anunciando su pase al Grupo Mixto rebelándose contra Sánchez.

Fue Sánchez quien salió a señalar la puerta de salida a un Ábalos que no daba crédito. Y ha sido Sánchez quien ha dado órdenes de A -apartar como un “apestado” a Ábalos-, y B -poner en marcha el ventilador- y recordar no sólo cómo llegó el PSOE al Gobierno, tras la sentencia de la Gürtel, sino el comportamiento del PP desde que estalló en los medios de comunicación el caso.

Así las cosas, pasamos a la siguiente pantalla: la comisión de investigación en el Congreso (el PP se fabricará la suya propia en el Senado con su mayoría absoluta) en la que la orden es “poner patas arriba a todos los contratos y administraciones, para intentar poner al PP en el mismo disparadero, empezando por las mascarillas de Madrid.

En el PSOE se están haciendo un máster acelerado de lo ocurrido en el pasado con el PP, ya que muchos de los que acompañan a Sánchez en su actual viaje ni siquiera estaban y mucho menos se les esperaba en estos tiempos y en esta legislatura.

Les recuerdan a los sanchistas de pro que entonces el PP (no todos, pero sí algunos) pasó de negar la Gürtel, a acusar a algunos medios de haber hecho un montaje, que hizo obstrucción de la buena labor de la Justicia, repiten lo de la destrucción del disco duro del ordenador personal del tesorero del PP, Luis Bárcenas, y se afilan las uñas, pensando en lo que puede dar de sí el caso Kitchen, actualmente en las mismas manos que el caso Koldo, la Fiscalía Anticorrupción, que investiga una presunta operación del Ministerio del Interior, entonces dirigido por Jorge Fernández Díaz, cuando Rajoy era presidente del Gobierno, para robar la información que poseía Bárcenas y que pudiese perjudicar o comprometer al PP, utilizando para ello a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado

Aseguran en el entorno de Sánchez que “no podía ser de otro modo, el PSOE tiene que ser y parecer el más contundente contra la corrupción, porque se juega su propia existencia”. Así de claro lo enfatiza un dirigente socialista.

En eso están en el PSOE, haciéndose un máster para poner en marcha el ventilador y salpicar al PP con toda la basura posible, sabedores de que, llegados al hastío y la decepción que causa ver a los representantes del Estado y sus allegados llenarse los bolsillos, son algunos votantes los que se quedan en casa, pero muchos llegan a la conclusión de que “si roban todos, yo sigo votando a los míos”.

En todo caso, al PSOE no le salen las cuentas en los últimos sondeos a los que han tenido acceso, ya que su intención de voto se desploma, al igual que la de Vox, por lo que el principal beneficiario de este clima político es el PP, que llega incluso a acariciar la posibilidad de – a no mucho tardar- estar hablando de una posibilidad real de alcanzar la mayoría absoluta, según fuentes de la sede popular de la calle Génova.

La cuestión que, siendo Sánchez quien tiene el botón rojo para convocar elecciones, no está por la labor, como tampoco sus socios, sabedores de que un Gobierno débil es más “generoso” cuanto más débil, piensan dejarlo caer en este momento.

Así las cosas, pasamos a la siguiente pantalla: la comisión de investigación en el Congreso de los Diputados (el PP se fabricará la suya propia en el Senado con su mayoría absoluta) en la que la orden es "poner patas arriba a todos los contratos y administraciones, para intentar poner al PP en el mismo disparadero, empezando por las mascarillas de Madrid".