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Sánchez ante el 'problema' de ganar en Cataluña: el Palau o La Moncloa

Los sondeos sitúan como claro ganador al socialista Salvador Illa lo que pondrá, según las últimas encuestas, en un serio problema a un Pedro Sánchez que tiene por socios a Junts y ERC.

En la imagen se ve a Salvador Illa junto a Pedro Sánchez

En la imagen se ve a Salvador Illa junto a Pedro Sánchez

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Las elecciones en Cataluña, convocadas para el 12 de mayo, pueden llegar a convertirse en un gran tormento de gobernabilidad para Pedro Sánchez. Y la prioridad es clara. Mantenerse en el poder de La Moncloa, a tenor de todos los cambios de opinión y cruces de líneas rojas que lleva protagonizando el presidente del Gobierno -para convertirse en tal-, es lo único que motivará el que el PSC, por orden de Sánchez, tome una estrategia postelectoral u otra.

En este sentido, encima de la mesa hay múltiples escenarios posibles que marcarán no solo el devenir del Ejecutivo catalán, sino, además, el del Gobierno de España. Tan solo un escenario, de los cuatro que se contemplan, es el más asumible para Pedro Sánchez y va, sin embargo, en claro detrimento de Salvador Illa, el previsible ganador del 12M: jamás obtener la victoria en unas elecciones se ha convertido en semejante problema de encaje de unas piezas tan difíciles de casar para que Pedro Sánchez tenga la fiesta en paz.

Escenario 1: el PSC no renuncia a gobernar

Tal y como avanzaba la periodista Esther Jaén en ESdiario, la opción que mayormente -en estos momentos- se contempla en La Moncloa, susceptible de cambio de opinión, es, uno, que Salvador Illa gobierne la Generalitat y, dos, que, por consiguiente, el PSC no dé el Ejecutivo a ningún partido independentista. En otras palabras, gobernar a costa de todo.

Este escenario, a su vez, contempla dos posibilidades: la repetición electoral en Cataluña o, muy poco probable, que ERC acabe por facilitar la investidura de Salvador Illa. Sería ilógico, conociendo los argumentarios de los independentistas, que los republicanos faciliten el Gobierno de Cataluña a un partido no independentista.

Cabe destacar, que, según el reciente barómetro del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (CEO) -el CIS catalán-, el PSC ganaría las elecciones con entre 35 y 42 escaños (ahora tienen 33), en segundo lugar quedaría ERC que obtendría entre 26 y 32 (ahora posee 33), y en tercero, Junts que ganaría con entre 24 y 29 (ahora posee 32). A continuación, hay un triple empate entre el PP (9-13, ahora con 3), Catalunya en Comú (8-13, posee actualemente 8) y Vox (9-13, con 11 en los pasados comicios). Cierra la lista la CUP (7-10, respecto a los 9 actuales). La mayoría absoluta en el Parlament de Cataluña está fijada en los 68 escaños, de un total de 135 diputados.

Escenario 2: Sánchez sacrifica a Illa para contentar a ERC

"Illa puede intentar gobernar con ERC o hacer presidente a Pere Aragonès con el apoyo del PSC", esta es una hipótesis que sobrevuela los pasillos del número 13 de la calle de Génova, en la sede nacional del PP. Y, añade la misma solvente fuente popular consultada, que "la inestabilidad de ese Gobierno podría acabar enfadando Junts y posibilitando unas elecciones generales más pronto que tarde", una posibilidad que no descartan los de Feijóo.

Haya o no haya, finalmente, elecciones generales, lo que está claro es que si Pedro Sánchez decide sacrificar a su candidato, Salvador Illa, y convertir en presidente a Pere Aragonés, el enfado en su otro socio independentista a nivel nacional, el necesario Junts con sus siete diputados en el Congreso, se hará notar. La legislatura se convertiría, por tanto, en una hazaña mayor -de lo que ya es- para Pedro Sánchez.

Escenario 3: Sacrificar a Illa para contentar a Junts y ERC

"Yo creo que Sánchez hará lo que sea para contentar a ambos aunque tenga que sacrificar a Illa. E intentará contentar a ambos socios", traslada a ESdiario, por su parte, una muy autorizada fuente del PP de Cataluña.

Y, desde luego, este sería otro escenario posible. El permitir que Pere Aragonès -o, si se le aplicara para ese entonces la amnistía, Puigdemont- se convierta en el President de Cataluña, con el apoyo del PSC -bien con un o con una abstención-, le permitiría a Pedro Sánchez seguir teniendo una legislatura endemoniada, como hasta ahora, pero sin ocasionar tensiones entre ninguno de los dos socios independentistas: la pelota caería en su tejado. Ambos deberían ponerse de acuerdo para conquistar el Palau de la Generalitat y Salvador Illa no sería el impedimento.

Ahora bien, el problema devendría en cómo Pedro Sánchez explica a la opinión pública tal cesión. Ciertamente, le podría conllevar un agravamiento de la merma de apoyo electoral que ya están reflejando tendencialmente las encuestas a nivel nacional. Una dificultad más para el presidente del Gobierno que se reflejaría con negativa contundencia en los próximos comicios europeos de junio.

Escenario 4: que Junts, ERC y la CUP reediten su pacto de investidura

Este sería, desde luego, el mejor escenario para Pedro Sánchez. Por muy paradójico que parezca, el que Salvador Illa no se vuelva indispensable para conformar un Ejecutivo, bien presidido por él o por un independentista, es lo mejor para el beneficio político de Sánchez a nivel nacional.

En este sentido, que los tres partidos independentistas, Junts, ERC y la CUP, se pongan de acuerdo, sumen, y consigan llevar a un independentista al Gobierno de Cataluña -reeditando el pacto que llevó a Aragonès al Palau de la Generalitat-, se asemeja el menor problema para que Sánchez pueda seguir manteniendo, como hasta ahora, la legislatura. Nunca ganar unas elecciones se convertiría, pues, en todo un problema.

El factor Puigdemont, en cualquier caso, sobrevuela todos los escenarios y los puede alterar. El que el candidato de Junts acabe por venir a España, bien con la amnistía aplicada o bien sin ella -con el riesgo de que sea, al menos, temporalmente detenido-, puede inclinar la balanza en favor de Junts o, en su defecto, de ERC. Todo dependerá de cómo y cuándo Puigdemont ejecute una estrategia que, como se sabe, está entre sus planes. Lo que dificultaría más, por parte de La Moncloa, la elección del menos lesivo escenario postelectoral.

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