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Sánchez se queda fuera de juego con Israel y mete a España en un lío

Calificar el ataque masivo e indiscriminado de Irán como “acontecimiento” deja a España en el lado incorrecto de la historia, lejos del resto de democracias occidentales, y nos costará caro

Pedro Sánchez junto a la embajadora de Israel en España y Andorra, Rodica Radian-Gordon

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha protagonizado un traspiés internacional que prácticamente deja a España situada en el lado incorrecto de la historia, con las consecuencias que eso puede tener para nuestro país

Su campaña a favor del reconocimiento de Palestina y en contra de Israel se le ha torcido por completo con el ataque masivo de Irán sobre Israel con cientos de drones y misiles. Irán controla, financia y apoya a los terroristas de Hamas que, a su vez, controlan Gaza.

El régimen iraní es una teocracia islámica en la que los derechos humanos brillan por su ausencia y la mujer es considerada un ser inferior sometido al hombre. Uno de los objetivos de ese país, declarado en público pos los ayatolás, es la aniquilación de Israel, la única democracia en toda esa zona del planeta.

A Sánchez el ataque de Irán a Israel le ha dejado totalmente desubicado, en medio de su campaña pro Palestina. Mientras todos nuestros aliados, todas las democracias occidentales, han salido de manera inmediata a defender a Israel, incluso utilizando medios militares, la reacción inicial de Pedro Sánchez, de España, ha sido patética: “seguimos con máxima preocupación los acontecimientos en Oriente Próximo”, ha dicho en un mensaje en las redes sociales.

Esa palabra, "acontecimiento", le va a perseguir siempre, como a Zapatero el gesto de quedarse sentado ante la bandera de EE UU. Un acontecimiento es un término adecuado para definir un aniversario histórico, una ceremonia o una final deportiva, pero nunca para describir un ataque masivo e indiscriminado de un país contra otro. El mensaje de Sánchez denota que no sabe qué decir y que trata de evitar enmendarse a sí mismo.

El problema es que su reacción no es inocua. Nuestros aliados toman nota y pasan la factura en el momento adecuado. Sánchez, con su afán de protagonismo en el tema palestino, nos sitúa en el lado incorrecto de la historia. Debemos estar al lado de la democracia y en contra de la barbarie, las teocracias islámicas que ignoran los derechos humanos, cercenan las libertades básicas y consideran a las mujeres seres impuros e inferiores. Sánchez, a las doce horas, terminó por condenar el ataque de aquella manera, con total equidistancia. Pero ya es tarde.

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