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Todo al 10 rojo: la única salida de Sánchez en Cataluña pasa por esperar

La pretensión de Illa de formar un Gobierno 'de izquierdas' choca con el discurso de ERC y Junts desde hace una década, dividiendo a la sociedad entre independentistas y constitucionalistas.

Pedro Sánchez y Salvador Illa durante la campaña de las elecciones en Cataluña

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El PSC aspira a gobernar en Cataluña y de puertas para fuera el mensaje es que están convencidos de que Salvador Illa será el próximo presidente de la Generalitat gracias a un acuerdo de izquierdas con Comuns/Sumar y con ERC. Pero de puertas adentro es obvio que no se ve tan claro y, sobre todo no ahora mismo, porque una cosa son los deseos y otra las realidades.

Lo que parece claro es que, por lo pronto, habrá que esperar. Sánchez sabe que ningún partido va a enseñar sus cartas hasta después de las elecciones europeas del 9 de junio y menos el PSC. Cualquier paso en falso podría complicar mucho las cosas en Cataluña y, sobre todo, perjudicar al PSOE a escala nacional en esos comicios.

Su estrategia pasa por ahí, por dejarlo todo para el día 10 de junio y que los votantes no sepamos hasta después de ir a las urnas hasta dónde está dispuesto a llegar Sánchez. Y es que si quiere ver a Illa presidente con los votos de ERC va a tener que ceder mucho: la cuestión del reconocimiento de Cataluña como nación -la forma eufemística de referirse al derecho de autodeterminación- y el pacto fiscal van a estar seguro encima de la mesa. Son cuestiones que, de nuevo, traspasan los límites de la Constitución, lo que no es un freno para Sánchez, como estamos viendo con la amnistía.

Esas cuestiones no da votos precisamente. Por eso Sánchez quiere evitarlas a toda costa hasta el 10 de junio. A partir de ahí intentará la fórmula que más le conviene: un gobierno de izquierdas, “progresista” le llaman ellos, en Cataluña con ERC apoyando la investidura.

Apelar a un gobierno de "izquierdas" o "progresista" tienen un problema evidente: los políticos de Junts y ERC llevan una década como mínimo dividiendo a los partidos entre independentistas y constitucionalistas. Junqueras y Puigdemont, líderes de dos partidos antagónicos en lo ideológico, han hecho frente común bajo la bandera de la independencia. Ahora es muy complicado reconvertir ese discurso de la noche a la mañana al tradicional debate entre izquierda y derecha. Sería como renunciar a la lucha. Si ERC lo hace el castigo electoral puede ser mayúsculo.

¿Puigdemont presidente?

Sánchez tiene además otro problema muy serio que se llama Carles Puigdemont. El líder de Junts quiere ser presidente a toda costa, precisamente aludiendo en su mensaje a esa división entre independentistas y constitucionalistas. Ellos, los independentistas de ERC y Junts, dice, suman más que los votos que puede recolectar el PSC a su favor.

Muchos analistas ven imposible que Sánchez sacrifique a Illa para permitir al a Puigdemont su investidura. El PSC ha dicho, sostienen, que no harán presidente al de Waterloo. Son los mismos, no obstante, que veían imposible la amnistía, un pacto en Bélgica con un prófugo y una mesa de negociación con un mediador internacional.Los precedentes nos indican que siempre que Puigdemont ha lanzado un órdago a Sánchez, se lo ha ganado.

En todo caso habrá que esperar a que el votante español sea engañado una vez más por el PSOE. Es decir, habrá que esperar al día 10 de junio para ver si Illa realmente puede ser presidente o si Sánchez, con tal de no dejar de serlo él, es capaz de entregar la Generalitat a Puigdemont.

Ese día 10 de junio además se constituye el Parlamento catalán y es de suponer que habrá un acuerdo ya para entonces sobre la conformación de la Mesa. Eso nos dará una idea de por dónde pueden ir los tiros en cuanto a la investidura.

Lo que suceda el 9 de junio en las elecciones europeas puede tener además un efecto indirecto en lo que pase en Cataluña. Si Sánchez se lleva un buen revolcón su situación será aún más débil de lo que ya lo es y Puigdemont tendrá más capacidad de coacción. En todo caso, si la política española en su conjunto es impredecible, la catalana en particular es un disparate. Si Sánchez puede salir por peteneras, ya lo sabemos, Puigdemont es auténticamente un kamikaze.

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