Benjamín López sobre la decencia de Lambán contra Sánchez: “Una lección a Page”

El expresidente de Aragón y líder del PSOE en esa comunidad, Javier Lambán, será expedientado por su partido tras negarse a votar a favor de la ley de amnistía en el Senado. Hay veces en las que una multa o un reproche público son una medalla a la decencia y la dignidad.

Es normal que la posición de Lambán cause malestar entre sus compañeros, de manera especial entre aquellos que, pensando igual que él en el fondo de sus conciencias, no se atreven a dar el paso que dejaría intacta su dignidad, pero destruido su futuro político, al menos mientras el sanchismo mantenga su régimen caudillista en el Partido Socialista.

El paso al frente de Lambán les molesta sobremanera porque deja sus vergüenzas al aire. Hay otro camino posible para no conducir a España al precipicio con una ley que, como ha dicho el propio disidente, "vulnera la igualdad de todos los españoles ante la ley; pone en quiebra la separación de poderes, clave de la democracia, y, en última instancia, socava la autoridad moral y política del Estado".

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, ha salido de nuevo a arremeter contra la ley de amnistía y lo ha hecho con dureza verbal, como otras veces. Sin embargo, en el fondo Lambán también le deja a él en evidencia. Más allá de las palabras le ha demostrado que se puede actuar, dar un paso al frente y pasar a la acción.

Page ha señalado que no le pueden pedir a los diputados de Castilla-La Mancha que sean tránsfugas, pero Lambán, con una demostración práctica, le ha enseñado que sin serlo se puede pasar también de las palabras a los hechos. No hace falta votar con el PP sino negarse a traicionar a España. Bastaría que un puñado de diputados socialistas de Castilla-La Mancha actuaran igual que el aragonés para abortar la ley de amnistía en la votación definitiva en el Congreso. De esa región o de cualquier otra, por supuesto. Es una cuestión de decencia política.