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Armengol la lía y demuestra que no puede llevar el Congreso: bronca tras bronca

La presidenta de la Cámara sigue demostrando que lo primero son las siglas de su partido. Todo ello unido a su incapacidad para controlar la situación provoca un clima conflictivo.

La presidenta del Congreso, Francina Armengol.

Publicado por
Raúl Puente

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El Congreso de los Diputados es a día de hoy el fiel reflejo del momento de crispación que vive la política española en la actualidad. De hecho lo lleva siendo durante mucho tiempo. El hemiciclo siempre ha sido un lugar caliente pero de un tiempo a esta parte cada pleno se convierte en una guerra de reproches, insultos y faltas de respeto. Por todas las partes involucradas. Pocos se salvan. Y todo ello alimentado por una presidenta del Congreso que lejos de ejercer como la máxima autoridad de la estancia, no es capaz de controlar la situación y, para más inri, se posiciona abiertamente de una de las partes.

Desde que le colocaron en el puesto, ha demostrado que lo primero son las siglas de su partido, cumplir órdenes del jefe Pedro Sánchez y después, ya si eso, la dirección de la cámara. De hecho, posiblemente su figura y su forma de gestionar las situaciones y continuas broncas no hagan otra cosa que empeorar una situación ya de por sí complicada.

Y este jueves no ha vuelto a ser distinto, especialmente destacado los enfrentamientos de la bancada de Vox con una presidenta de la cámara que tiene un evidente doble rasero a la hora de llamar al orden a los diputados. La principal bronca con los de Santiago Abascal -y del día- ha sido cuando el diputado del PSOE, Artemi Rallo Lombarte, les ha llamado neofascistas y filonazis, provocando el enfado de los de Vox.

Todo ello alimentado por los reproches de un lado a otro: desde Vox a Sumar y PSOE. Un enfado acrecentado por la reacción de Armengol, que lejos de advertir al interlocutor, llamaba al orden a varios diputados de Vox, como a José María Figaredo, que ha sido el primero en levantarse de su asiento para pedir una rectificación y una advertencia oficial. Lejos de conseguirlo, Armengol, en medio de la bronca, soltaba una frase que encendía aún más los ánimos: "El ser demócrata implica saber escuchar al que piensa diferente".

La escena se ha repetido en varias ocasiones, como durante la intervención del diputado de Sumar, Gerardo Pisarello, ha estallado tras la intervención de Abascal en la que le ha definido como una persona "que odia profundamente a España y que aquí viene a disimular y a participar en un intento de romper la convivencia en nuestra patria". El diputado de origen argentino ha respondido calificando a Vox de partido "islamófobo y antisemita" y criticando su reciente reunión con Netanyahu (presidente de Israel), al que ha llamado "carnicero de Rafah". Todo ello con Armengol viéndolas venir y centrando de nuevo sus críticas en los de Abascal.

Gritos de traidor a Sánchez

Y como último ejemplo de este descontrol, los gritos a Pedro Sánchez y el resto de ministros de su Ejecutivo cuando les ha tocado dar el 'sí' a la amnistía. Ha sido el momento más viral de este jueves y una palabra se ha repetido en varias ocasiones: traidor o traidores. Armengol llamaba al orden pero no servía de nada y los gritos se repetían con María Jesús Montero, Yolanda Díaz, Bolaños y Óscar Puente.

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