Cuarta amenaza para Sánchez y un ‘as en la manga’ para escapar indemne
El presidente del Gobierno ha demostrado ser un superviviente: algunos le tildan de gran estratega
Pedro Sánchez está contra las cuerdas. En realidad lleva en esa situación desde las pasadas elecciones generales celebradas hace casi un año, el 23 de julio de 2023, pero ahora se ha agravado debido a cuatro factores: el cerco judicial por la corrupción; la ley de amnistía; las elecciones europeas y el presión de Puigdemont para ser presidente de la Generalitat. En todo caso, el líder socialista siempre escapa de estas situaciones complejas gracias a un ‘as en la manga’ que le hace casi imbatible y que no tienen sus rivales políticos.
Corrupción: caso Begoña y caso Koldo
La corrupción acosa a Sánchez y se ha colado en el corazón de su Gobierno e incluso en el dormitorio conyugal de La Moncloa. Y los casos crecen cuando ya ha utilizado el comodín del público, al encerrarse en La Moncloa cinco días para “reflexionar”. No puede hacer nada más sonoro y exagerado. Ha agotado su táctica de victimización antes de tiempo.
El ‘caso Begoña’, entonces incipiente, es ya una bola de nieve que crece y crece a medida que avanza. Tras el espaldarazo de la Audiencia Provincial a la instrucción, pocos dudan de que el juez Peinado la llamará a declarar como imputada.
También el ‘caso Koldo' ha dado un salto cualitativo importante, colocando al exministro José Luis Ábalos, mano derecha de Sánchez, en el centro de la diana. Da la impresión de que sólo su condición de aforado, como diputado del grupo mixto, le aparta de una imputación que parece inevitable en cuanto la instrucción del caso esté más avanzada.
Sánchez esconde la amnistía
Otro factor preocupante para Sánchez es el de la aprobación de la ley de amnistía y su posible paralización por parte de la Justicia. A pesar de que el Gobierno insiste en que este asunto ya está “amortizado”, lo cierto es que no actúa como si lo estuviera.
De hecho, Sánchez ha intentado alejarse de la aprobación de la ley el pasado jueves. El PSOE puso a un portavoz de muy bajo perfil en el definitivo debate parlamentario, el presidente huyó del Congreso y solo apareció para votar y con la ayuda de la presidenta Armengol han decidido retrasar hasta el límite legal la publicación de la ley. Todo por temor a que los jueces, al ir a aplicarla, dejen al aire las vergüenzas del PSOE y la recurrir al TJUE.
El resultado de las elecciones europeas
La amnistía y los asuntos de corrupción han crecido además en plena campaña para las elecciones europeas del próximo domingo 9 de junio, es decir, cuando menos le interesa a Pedro Sánchez. Ese factor inesperado e incontrolable para él ha torcido una campaña que llevaba sobre ruedas, según las encuestas.
Los sondeos vaticinaban una derrota mucho menor de lo previsto hace solo un mes. Ahora habrá que ver el domingo impacto real de tener a Begoña Gómez investigada y a Ábalos señalado.
El problema para Sánchez es que estas elecciones europeas se plantean como un plebiscito sobre su figura: Sánchez sí o Sánchez no. Si la derrota del PSOE es abultada, el líder socialista quedaría muy debilitado y moralmente desacreditado.
La amenaza de Puigdemont
Esa debilidad se ha acentuado ante Carles Puigdemont. Sánchez ha acabado cediendo siempre ante sus órdagos. Ahora hay otro encima de la mesa: el prófugo quiere ser presidente de la Generalitat y está presionando a Sánchez donde más le duele: si le niega esa investidura, él le dejará en minoría en el Congreso de los Diputados.
Los expertos en política catalana dicen que es “imposible” que Sánchez se comprometa a sacrificar a Illa y ceder a Puigdemont el Gobierno autonómico por la sencilla razón de que el PSC no lo toleraría. Resulta difícil creer eso porque, aunque formalmente los socialistas catalanes tienen mucha independencia, la realidad es que el PSOE se ha convertido en un partido caudillista donde nadie cuestiona al líder.
El ‘as en la manga’ de Sánchez
En este escenario parece fácil pensar que más temprano que tarde Sánchez puede caer, bien sea por la amnistía, por la corrupción, por la ‘traición de Pugdemont, o por un mal resultado en las elecciones europeas. Sin embargo Sánchez tiene un factor diferencial que hasta ahora le ha permitido sobrevivir a todas las circunstancias: su falta de escrúpulos.
Esa condición le ha permitido mentir a sus votantes con descaro e ir tomando decisiones que nadie se hubiera atrevido a tomar antes, desde sus pactos con proetarras y separatistas catalanes hasta la ley de amnistía, pasando por el acoso a la prensa y a la oposición. Ha llegado al extremo de comprar su investidura a un prófugo de la justicia a cambio de borrar sus delitos.
Si se trata de su bienestar y continuidad en el cargo, Pedro Sánchez no tiene líneas rojas. Lo ha demostrado una y otra vez. Por eso ahora todos temen sus próximos pasos y sus próximas cesiones al separatismo: referéndum, ‘cupo’ catalán o lo que haga falta. Cualquier cosa es posible con él.