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El "laboratorio de Moncloa" echa humo: por qué Sánchez pasea ahora a Begoña

Hay votantes que pensaban apostar por otras opciones minoritarias, pero que se sienten llamados a intervenir ante lo que consideran un “atropello electoral” de la derecha y la ultraderecha.

Pedro Sánchez saluda a una simpatizante del PSOE durante su último mitin en Benalmádena.

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En el laboratorio electoral instalado en el Palacio de la Moncloa analizan los últimos trackings de cara a las elecciones europeas del próximo domingo y según fuentes socialistas, si esos sondeos internos no les engañan, la irrupción de Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez, en la campaña electoral está marcando, de nuevo, un repunte de las opciones socialistas.

Cuentan desde el PSOE que los votantes que, poco a poco y por goteo, parecen irse sumando al PSOE (siempre de acuerdo con sus propios estudios) pensaban quedarse en la abstención mayoritariamente.

Es el propio presidente del Gobierno, según aseguran sus colaboradores más cercanos, quien está marcando los ritmos, los tiempos y el que decidió aparecer de la mano de Begoña en la recta final de la campaña, en Benalmádena (Málaga).

Recién señalada ella como investigada por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción en el sector privado, Sánchez decidió que era el momento de sacar a su mujer a la luz pública y llevársela de la mano al mitin, donde fue aclamada y vio cómo se coreaba su nombre como en un intento de hacerle una cierta justicia poética a quien piensan que está siendo usada por la Justicia como arma de ataque a su marido, a Pedro Sánchez, a todos los socialista, a la izquierda y, dentro de bien poco, a la Humanidad.

Todos a una en la familia socialista suscriben que ante un electorado que hace apenas un mes estaba absolutamente desmovilizado motiva una imagen de guerra en la que “o estás conmigo o contra mí”

Esta es la teoría que venden en la sede socialista de la calle Ferraz: Begoña Gómez, víctima de la derecha y ultraderecha (en la que están incluidos determinados jueces que instruyen aquellos casos que les oprimen el zapato a Sánchez) y lo que se desprende también de lo dicho por la ministra portavoz, Pilar Alegría, cuando señala a la oposición “de derecha y ultraderecha” como responsable de sus males judiciales.

Pedro Sánchez y Begoña Gómez, este miércoles en un mitin del PSOE en Benalmádena.

Todos a una en la familia socialista suscriben estas tesis y proyectan ante un electorado que hace apenas un mes estaba absolutamente desmovilizado una imagen de guerra en la que “o estás conmigo o contra mí”, en una especie de “cruzada” por la “defensa del Estado democrático”, en palabras de Teresa Ribera, la vicepresidenta y cabeza de lista del PSOE. Y, para una buena cruzada qué mejor que un buen “martirologio”, el de Begoña Gómez.

Aseguran en el PP que es una maniobra burda, una estrategia electoral más de Sánchez, que vuelve a sacarse un conejo de la chistera. Lo cierto es que este conejo no lo ha sacado él, sino que se lo han sacado sin que pudiera evitarlo, pero parece que, visto lo visto, el presidente pretende aprovecharlo, una vez más, a su favor.

Recorte sí, victoria no tanto

Y, según los datos que manejan en el PSOE, puede lograrlo, no tanto para conseguir una victoria socialista el 9-J, pero sí para recortar en buena medida la gran ventaja que le sacaba el PP no hace ni un mes.

Cuentan desde el PSOE que los votantes que, poco a poco y por goteo, parecen irse sumando al PSOE (siempre de acuerdo con sus propios estudios) pensaban quedarse en la abstención mayoritariamente. Y después hay otros que pensaban apostar por otras opciones minoritarias, pero que se sienten llamados a intervenir ante lo que consideran un “atropello electoral” de la derecha y la ultraderecha y que, finalmente, van a votar al PSOE.

Este domingo sabremos si se confirma o no que la estrategia de Sánchez y que ese efecto Begoña Gómez se convierten en baza electoral, pero para entonces, haya o no elecciones generales a la vuelta de la esquina, haya o no presidente socialista en Cataluña, la cordura, el sentido común y la normal convivencia en nuestro país, entre diferentes, se haya ido al garete para muchos años con tanta alquimia electoral.

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