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Begoña se apropió en 2020 del nombre su cátedra y en 2022 de la herramienta

El rector de la Complutense calla tras preguntarle ESdiario si juzga ético y legal registrar como marca privada bienes de la universidad

Begoña Gómez, formalmente imputada este martes.

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Las investigaciones de varios diarios, incluido ESdiario, confluyen en dos tozudos hechos: Begoña Gómez primero registró a su nombre en 2020 el nombre de su cátedra TSC en la Complutense, antes incluso de recibir financiación privada y de que empezara su andadura.

Y en 2022, como documentó este diario el pasado domingo, inscribió a su nombre la herramienta digital donada por diversas firmas.

Los primeros pasos públicos de la cátedra TSC se producen en el verano de 2020. Y ya en octubre de 2020 llega el dinero privado con los primeros mecenas. La Fundación Caixa y Reale le garantizan 120.000 euros mediante convenio con la Complutense en octubre de 2020.

Este dato no es baladí. El dinero no se pacta con Begoña Gómez, sino con la Complutense. Se le entrega a una universidad pública. No a su cátedra. Es una suma pactada para un periodo de cuatro años. Concluye este próximo otoño. No hay nada decidido sobre su continuidad. Y el visible daño reputacional de Begoña Gómez, incluso si la justicia le exonera, puede jugar en contra de renovar las ayudas a su cátedra.

Pero volvamos al nacimiento de su cátedra. Un semestre antes de lograr tales ayudas, el 2 de marzo de 2020 Begoña Gómez ya ha inscrito como propia la marca del nombre de su cátedra en la oficina de Marcas y Patentes de Industria.

Begoña Gómez primero registró su cátedra y luego su herramienta.

Choca que una cátedra de una universidad pública no la inscriba como marca, de juzgarse necesario, la propia entidad. Pero chirría más aún que un mero docente necesite hacer valer que es una denominación específica blindada. Como si el nombre de su cátedra fuera de un refresco o aerolínea y temiera un plagio.

La pregunta es si sabían rector y mecenas que nacía una cátedra cuyo nombre era una marca comercial registrada. Consultados varios benefactores declinan pronunciarse. Los mandos de la Complutense también callan.

Primera privatización: 2020, marca del nombre de la cátedra.

Es un hecho insólito en la comunidad universitaria. Tener tal copyright no parece importarles a todos los responsables de la “cátedra de derecho notarial” o “historia medieval” repartidos por España. Hay decenas. Ninguno inscribió la marca. Es un misterio privado por qué Begoña sí quiso tal titularidad.

Dos años después llega el segundo acto de apropiación o privatización de un elemento de la cátedra TSC por parte de Begoña Gómez.

Begoña Gómez, con el rector de la Complutense, apadrinando su cátedra.

Registra el nombre de “Plataforma de medición de impacto Social y Medioambiental. TransformaTSC.org”. Es una herramienta informática cuya donación a la Complutense para la cátedra TSC se pactó en febrero de 2022 con varias firmas. Y ya la entregó Indra terminada justo en torno a octubre de 2022.

Segunda privatización: 2022, registro de la herramienta donada.

Y, en paralelo, la esposa del presidente crea su empresa privada en 2023 con clonación del nombre de la cátedra. Y publicita tal herramienta como propia justo cuando acaba de recibir la bendición de la oficina de marcas y patentes de Industria.

Las voces de la Complutense que clamaron airadas por darle una distinción a Ayuso callan hoy en torno a este inédito fenómeno de privatizar elementos vinculados a una cátedra de una universidad pública. Ni quiere hablar el exvicerrector Juan Carlos Doadrio ni el actual rector, Joaquín Goyache.

Véanse las preguntas formuladas al rector por este diario. “Begoña Gómez ha registrado como marcas propias tanto su cátedra como la herramienta digital donada. ¿Lo sabía? ¿Le parece ético y legal? ¿Se plantea alguna medida al respecto? ¿Podrían hacer otro tanto sus directores de cátedra de la Complutense, registrar una cátedra de matemáticas o una herramienta asignada?”. No hay respuesta.

Callan aunque ambos apadrinaron la cátedra y merecieron el piropo de la esposa del presidente en su arranque. “Primero dar las gracias a la Universidad Complutense de Madrid, personalizada en el Rector Joaquín Goyache y Vicerrector Juan Carlos Doadrio y a la escuela de gobierno por la acogida de la Cátedra Extraordinaria de Transformación social competitiva.”

Y ya apuntó veladamente su futura aplicación privatizada. “La TSC (Transformación Social Competitiva) la hemos desarrollado como “La herramienta perfecta” que te permite incorporar el impacto social ligado al negocio, ya que solo las empresas con estrategia sociales y medioambientales tendrán oportunidades de crecimiento sostenible”.

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