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El "quilombo" de Moncloa: el circo con muchas pistas que toca dirigir a Sánchez

El presidente está dispuesto a llenar de contenido (ya que de leyes no puede, porque no consigue mayorías que le voten) el día a día político. Por eso ha dado un “ultimátum” al PP.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

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Se preguntan los más finos analistas políticos y, por supuesto, sus rivales del PP, cuál será la próxima jugada de Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno ha tocado a rebato y ha vuelto a retomar su papel de director de circo en el que maneja varias pistas a la vez.

Pasadas las elecciones europeas y consciente de que el resultado, si bien les permite salvar los muebles, no da para lanzar los cohetes que pretendieron impulsar inicialmente desde la sede socialista de la madrileña calle Ferraz, Sánchez mantiene su rumbo en varios de los escenarios abiertos: sin novedad, por lo que respecta a los casos que señalan a su esposa, Begoña Gómez.

Las explicaciones se consideran dadas en aquella comparecencia parlamentaria y macrotemática en plena campaña electoral. El resto, fango, fango y fango. Con respecto a Cataluña, pese a quienes creen que Salvador Illa no es más que una marioneta en manos de Sánchez, ocurre justamente lo contrario.

Más madera: Sánchez ha decidido echar leña al fuego de la Justicia, que andaba adormilado, pero también ha iniciado una cierta “caza de brujas” interna, en el PSOE. Considera Sánchez y aplauden y jalean quienes le rodean, que hay ciertos líderes autonómicos que le molestan

Es Sánchez quien depende del buen hacer de Illa, que, sí o sí, aspira a ser presidente de la Generalitat. Ahora la pelea está por ver si se presenta a la investidura antes o después que Junts. A ERC, según varios de sus representantes, forzar la investidura de Illa por delante de la de Puigdemont les parece una trampa, para obligarles a “significarse” antes de lo preciso, porque su plan (el de algunos, claro) pasaba por dejar que se estrellen los de Puigdemont con una investidura fallida, para permitir después que gobierne Illa con el argumento de que se intenta evitar unas nuevas elecciones, quedándose fuera del Gobierno, pero ejerciendo toda la presión/chantaje desde fuera.

Vamos, que la idea era hacerse un Puigdemont en ERC. Con todo, las cosas no están del todo claras y, descartado que el PSC vaya a votar nada que no sea la presidencia de Illa, en el PSOE no rechazan, incluso, unas elecciones generales anticipadas, coincidiendo con una eventual repetición de las catalanas. En el PSOE no lo descartan y en el PNV, por ejemplo, lo temen.

Sánchez, este miércoles durante la sesión de control del Congreso.

Sin embargo, Sánchez está dispuesto a llenar de contenido (ya que de leyes no puede, porque no consigue mayorías que le voten más allá de la investidura y la amnistía) el día a día político. Por eso ha dado un “ultimátum” al PP, para renovar el CGPJ, que ha superado ya los cinco años desde que la Constitución establece que debía haber sido renovado.

Lo que queda del CGPJ sigue reflejando una mayoría absoluta del PP que hace tiempo no existe, mientras que la UE, que actuaba de mediadora, ni está ni se la espera hasta renovados sus cargos, quizás después de septiembre. Por cierto, que Sánchez será el negociador de los socialistas en Europa, quien pacte cargos, nombramientos institucionales, etc. junto con el canciller alemán, Olaf Scholtz, mientras Europa observa y estudia las múltiples “pegas” que se le han puesto a la Ley de Amnistía. Ahí queda eso…

Es Sánchez quien depende del buen hacer de Illa, que, sí o sí, aspira a ser presidente de la Generalitat. Ahora la pelea está por ver si se presenta a la investidura antes o después que Junts.

Más madera: Sánchez ha decidido echar leña al fuego de la Justicia, que andaba adormilado, pero también ha iniciado una cierta “caza de brujas” interna, en el PSOE. Considera Sánchez y aplauden y jalean quienes le rodean, que hay ciertos líderes autonómicos que le molestan, le afean y son incapaces de plantar cara a la derecha, por lo que ya ha puesto alguna que otra federación en la lista negra.

Paradójicamente, quienes no sólo se la plantan, sino que ganan a la derecha por mayoría absoluta, como el socialista Emiliano García Page, están en la lista negra desde hace tiempo, por su pertinaz disidencia. En cuanto a Yolanda Díaz, caerá del Gobierno por su propio peso cuando las distintas tribus de Sumar le pidan su cabeza.

En fin, que Sánchez lleva varias pistas del tremendo circo que tenemos montado en la política nacional y ha puesto el rumbo hacia varios destinos, pero podría cambiarlo en cualquier momento “por exigencias del guion”.

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