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Sánchez y su ‘método ERE’: la coartada perfecta para alargar la legislatura

Lo que va a suceder en breve en el TC con el mayor caso de corrupción de la historia va a certificar la estrategia de Sánchez para agotar la legislatura: un plan perfectamente perverso

Pedro Sánchez pretende agotar la Legislatura y tiene un plan

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Puede parecer una paradoja pero el mayor caso de corrupción política de la historia, el caso de los ERE de Andalucía, puede acabar salvando a Pedro Sánchez. En eso está él, desde luego. Y va a haber novedades pronto al respecto que certifiquen su estrategia para seguir en el poder. Pero esta historia requiere antes un contexto.

Muchas veces se compara al presidente del Gobierno con un malabarista que mantiene a la vez en el aire ocho pelotas de diferentes pesos y tamaños, en un ejercicio de permanente riesgo que puede acabar mal en cualquier momento. En el instante que una de esas pelotas roce con otra, todas se van al suelo y el número circense que es esta legislatura se acaba.

Ese riesgo parece evidente y más en las actuales circunstancias en las que hay que formar Gobierno en Cataluña, la pelota ERC está pinchada, la pelota Junts sigue una trayectoria impredecible, la pelota Sumar se está deshilachando y la pelota Podemos está hace tiempo en mal estado. Y, además, el viento de la corrupción de los casos Begoña y Koldo sopla con una potencia creciente que dificulta cada vez más el ejercicio de mantener el equilibrio.

Por muy buen malabarista que sea Sánchez, que lo es, resulta innegable el riesgo que asume y más en las actuales circunstancias. "No hay que eternizar lo inviable", le dijo a Pedro Sánchez hace unos días Emiliano García-Page, casi el único socialista que se atreve en público a cuestionar al líder. Sin embargo tanto el propio presidente como sus ministros y sus fieles subordinados dirigentes del PSOE repiten una y otra vez, sin atisbo de duda, que a esta legislatura le quedan tres años y medio. “Abandonen cualquier esperanza de adelanto electoral”, afirmó el martes pasado la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría.

Cualquiera podría prensar que se trata de una pose y de una mera estrategia de comunicación. Algo de eso hay, pero también tiene una alta dosis de convencimiento. Y no le faltan razones. Sánchez tiene un perverso plan perfectamente trazado que se fundamenta en dos principios: la concepción totalitaria del poder y la ausencia de líneas rojas o límites en su actuación.

La clave de bóveda de todo es el control del Tribunal Constitucional por parte de Sánchez, que cuenta con una mayoría 7 a 4 con la que avalar casi todo, por no decir todo. Según publica el diario digital Vozpópuli, el TC está a punto de librar a la exministra y ex consejera del Gobierno andaluz, Magdalena Álvarez, del delito de prevaricación en el caso de los ERE que le costó una condena de nueve años de inhabilitación. Con esa sentencia se irán librando, por efecto dominó, los demás condenados.

La sentencia del Constitucional va a suponer una enmienda pública al Tribunal Supremo que viene muy bien al relato del Gobierno en tiempos del ‘lawfare’. Pero además, esa sentencia de los ERE va a ser la prueba definitiva del absoluto control que mantiene Sánchez sobre el Tribunal Constitucional. Tal es su seguridad al respecto que hace muy poco, durante la campaña de las Europeas, el líder socialista elogió a Magdalena Álvarez en un mitin y pidió una ovación para ella. Sin pudor.

Y ahí está la clave. Sánchez va a presumir de la inocencia del PSOE en los ERE gracias a la coartada del TC, como también presumirá en su momento de que la ley de amnistía es impecablemente constitucional. Porque nadie duda de que a esa ley el TC le dará luz verde. A esa y a todo lo que Sánchez necesite para seguir en el poder, por ejemplo, la anunciada reforma del CGPJ.

El descaro de borrar el delito de los ERE es el mismo que le va a permitir seguir en La Moncloa. Eso pretende él. Cualquier cosa que tenga que ceder ante sus socios separatistas para conservar el poder será validada por Cándido Conde Pumpido y sus magistrados ‘progresistas’ que conforman la mayoría 7-4 en el Constitucional.

El plan es perfectamente perverso. No tiene fisuras. La mayoría Frankenstein aprueba una ley en el Congreso, por ejemplo la amnistía, y al que no le guste que acuda al TC donde le espera el 7-4 para convertir cualquier aberración en algo “impecablemente constitucional”. Y el que proteste es un fascista que no respeta las normas de la democracia. Con esa coartada, con el ‘método de los ERE’, Sánchez pretende agotar la legislatura.

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