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Ruptura total PP-Vox

Feijóo aprovecha el grave error político de Vox: las dos claves de una victoria inesperada

Era difícil pensar que Vox cometería un error tan grave como la ruptura con el PP en los gobiernos autonómicos y el líder de de los populares ha sabido aprovecharlo.

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo.EDUARDO PARRA / EUROPA PRESS

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No parece demasiado arriesgado afirmar que Vox ha cometido un error descomunal con la ruptura de los pactos de gobierno regionales con el PP por un asunto -el del reparto de 400 menores inmigrantes- que difícilmente justifica una decisión de ese calado y menos en la actual coyuntura en la que España necesita, como prioridad y urgencia nacional, desalojar al PSOE del poder.

El enemigo de Vox no es, no debería ser, Feijóo sino Pedro Sánchez. Y eso no parece haberlo entendido bien Santiago Abascal. Sí lo ha hecho el líder del PP, que lo ha verbalizado incluso en su rueda de prensa en la calle Génova este viernes: “El problema de Vox parece ser que es el PP, y yo mismo. Es su decisión, suerte con ella. Mi preocupación no es el señor Abascal, sino un presidente del Gobierno obsesionado con el poder estéril y que carece de los principios imprescindibles para ser un primer ministro europeo”, ha argumentado al respecto.

Ese mismo sentimiento, que el problema de España no es el PP ni Vox sino Sánchez, lo comparten muchos de los votantes de Abascal y algunos exdirigentes del partido que así lo han expresado en público. Incluso varios consejeros de esos gobiernos rotos no han entendido la decisión. Algunos la han acatado de manera obediente y otros han decidido abandonar la formación y marcharse con el PP.

El PP sale reforzado ante Vox

Esas ‘deserciones’ evidencian que los de Abascal se han dejado muchos pelos en la gatera en este arriesgado movimiento. A duras penas han logrado imponer la disciplina interna, pero fuera, en la calle, mayoritariamente no se ha entendido. Así de simple.

Vox se debilita y, en consecuencia, el PP se fortalece. Feijóo ha aprovechado para establecer diferencias, presentarse como un partido de Gobierno, responsable, que intenta dar soluciones a los problemas, en este caso al de los menas, frente al “populismo” de otros.

El líder de VOX, Santiago Abascal, habla por teléfono durante un pleno extraordinario en el Congreso de los Diputados.EDUARDO PARRA / EUROPA PRESS

Los gobiernos autonómicos del PP van a sufrir ahora una mayor debilidad, es evidente, pero no corren peligro salvo que Vox decida suicidarse provocando la caída de alguno de ellos y obligando a ir a elecciones. Abascal va a tener que medir muy bien sus pasos porque un segundo traspiés sería letal para su partido.

Feijóo marca diferencias con Sánchez

El líder del PP además ha sabido aprovechar la ocasión que le ha brindado Vox para marcar una clara diferencia con Sánchez. Resistir a las amenazas de Abascal le permite decir cosas como esta: “A mí no me va a imponer chantajes nadie. Se han equivocado de persona. Yo estoy a disposición de mi país para que cambie el Gobierno. En medio de tanto caos, los españoles se merecen que alguien levante la bandera de la responsabilidad y del sentido común”.

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo.A. Perez Meca / Europa Press

Si algo ha caracterizado a Pedro Sánchez como jefe de Gobierno es sus continuas cesiones a los chantajes de sus socios. La amnistía es el mejor ejemplo, el más grave, pero antes vinieron los indultos, la reforma de la malversación y la sedición en el Código Penal, la entrega de los Cercanías y la inmigración… Feijóo presume, con toda la intención de que se haga la comparación, de no haberse doblegado ante los “chantajes” de Vox.

Además, por mucho que Pedro Sánchez haya tratado de trasladar una imagen de alegría por la ruptura de Vox con el PP, lo cierto es que tiene que estar preocupado. El movimiento de Vox tira por el suelo su principal y casi único argumento de que el Feijóo y Abascal son lo mismo, “la derecha ultra y la ultraderecha”. Ya se ha visto que no, que cada cual tiene sus ideas y que a Vox el PP le repele.

Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos en los próximos meses, pero a priori este movimiento inesperado de Vox ha sido como un regalo caído del cielo.