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El motivo por el que la ministra de Igualdad debería dimitir o ser destituida: un error garrafal

Ana Redondo debería asumir su responsabilidad política por un “error técnico” en la ley de paridad que puede acarrear consecuencias muy graves para miles de trabajadores, la gran mayoría mujeres

La ministra de Igualdad, Ana RedondoEDUARDO PARRA

Publicado por
Félix Hernández

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Cuando alguien comete un error en su trabajo paga las consecuencias, mayores cuanto más grave sea el error. Ante un error garrafal, aunque sea involuntario, lo normal suele ser el despido fulminante. Hay una excepción: los ministros del Gobierno de Pedro Sánchez. 

Con la ley del solo sí es sí no dimitió nadie, en concreto su responsable máxima, la entonces ministra de Igualdad, Irene Montero, a pesar de que cientos de violadores y delincuentes sexuales vieron reducida su condena o incluso fueron excarcelados por una manifiesta negligencia de la norma. Si aquello no tuvo consecuencias políticas para nadie, es previsible que otro fallo de extrema gravedad que ha cometido la actual ministra de Igualad, Ana Redondo, tampoco las tenga para ella ni para nadie. Y más teniendo en cuenta que el periodo estival ha hecho que el caso haya pasado un tanto inadvertido a pesar de ser un escándalo de grandes dimensiones. 

En concreto se trata de un error, reconocido por el Gobierno, en la redacción de la llamada ley de paridad que va a permitir despedir a miles de trabajadores, mujeres la mayoría, que se han acogido a su derecho a una jornada reducida por cuidado de los hijos, a la excedencia por cuidado de familiares con dependencia o al nuevo permiso de cinco días para hacerse cargo de un familiar tras un accidente, enfermedad grave u hospitalización. 

Todo, según ha reconocido la propia ministra de Igualdad, se debe a un “error técnico” en la redacción de la disposición final novena de la ley de paridad que entró en vigor el pasado jueves 22 de agosto. Esa disposición modifica el artículo 55 del Estatuto de los Trabajadores, de manera específica la parte referida a los contratos nulos, y deja la puerta abierta al despido improcedente de miles de trabajadores.

Veremos cuáles son las consecuencias reales de esta metedura de pata, pero alguien debería pagar los platos rotos. Desde el Ministerio de Igualdad se asegura que el “error” va a ser subsanado en cuanto sea posible hacerlo en el Congreso de los Diputados, pero mientas ese momento llega hay muchos miles de trabajadores absolutamente desprotegidos que pueden ser despedidos. 

La Ministra de Igualdad, Ana Redondo, debería asumir la responsabilidad política de este “error técnico” y marcharse a su casa o, en su defecto, el presidente del Gobierno tendría que destituirla de manera inmediata. Los errores se pagan y más si son del calibre de éste.