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Sánchez busca sacar otro conejo de la chistera temiéndose el fracaso de los Presupuestos y la financiación autonómica

El presidente del Gobierno se va de viaje al inicio del curso político para esquivar las sesiones en el Congreso y buscar solución a los rompecabezas que tiene que encajar para sobrevivir a una posible pérdida de la mayoría parlamentaria.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su salida de una sesión extraordinaria en el Congreso de los Diputados.EDUARDO PARRA / Europa Press

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Inasequible al desaliento y haciendo gala de esa resiliencia de manual que Pedro Sánchez siempre ha querido que le caracterice, el presidente del Gobierno ya tiene claro que no tendrá Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2025. Pero eso no le va a llevar a disolver las Cámaras y adelantar las elecciones generales. No, salvo que las encuestas le sonrían y crea que puede obtener de nuevo no ya una mayoría suficiente para gobernar, sino para bloquear la posibilidad de que lo haga el PP. Sin embargo, en este momento y para su desgracia, no se dan las condiciones.

El presidente vuelve a “hacer de la necesidad virtud” y se dedica a viajar, que la política exterior le da muchos menos sinsabores que la aritmética parlamentaria y así, de paso, se ahorra unas cuantas sesiones de control en el Congreso. En resumen, en este mes de septiembre -de vuelta al cole y al escaño- Sánchez ha esquivado las sesiones de control tanto como ha podido: se ha sometido a tan solo a una en todo el mes.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una sesión en el Congreso de los Diputados.EDUARDO PARRA / Europa Press

Tampoco ha tenido que presenciar desde su escaño las derrotas parlamentarias con las que se ha estrenado el bloque gubernamental y que prometen repetirse a lo largo de la presente legislatura.

Este septiembre es el mes elegido por Junts para empezar a tomarse la "venganza" por haber sentado al socialista Salvador Illa en la presidencia de la Generalitat de Cataluña, o quizás por no haber cumplido lo prometido: la amnistía para Carles Puigdemont. La cuestión es que, desde el entorno del ex presidente fugado, aseguran que "Sánchez no es de fiar". Algunos le llaman "trilero" -con todas las letras y todo el desprecio que son capaces de expresar- pero todos ponen en cuarentena los acuerdos alcanzados con el PSOE de Pedro Sánchez.

Mientras, el sector más nostálgico de los pactos con PNV y la antigua CiU dentro del PP sueña con lograr ahormar una mayoría alternativa con vascos y catalanes. Si no ahora, para después de las elecciones que, con o sin adelanto, Sánchez tendrá que convocar algún día. Pero, a pesar de las derrotas parlamentarias y las amenazas de Junts con amargarle la legislatura a Sánchez, los independentistas catalanes aseguran que cualquier coincidencia en el voto con el PP es algo puntual y no se puede considerar germen de mayoría alternativa estable frente al Gobierno de Sánchez.

La portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, interviene durante una sesión de control al Gobierno.Alberto Ortega / Europa Press

Con esa inestabilidad parlamentaria a cuestas, el líder del PSOE tiene clara su hoja de ruta: seguir adelante a pesar de su batalla con el Poder Judicial y los muchos reveses que le está dando el Legislativo. Atrincherado en el Poder Ejecutivo, el presidente del Gobierno sabe que no habrá PGE para 2025 (o al menos no los habrá en tiempo y forma) porque si el 31 de octubre no ha entrado proyecto alguno en el Congreso, se activa la prórroga de los vigentes automáticamente. Y los vigentes ya son unos PGE prorrogados el año pasado. Sánchez busca el momento oportuno para sacar un nuevo conejo de la chistera.

Pero, en el fondo, sabe que igual que los PGE, tampoco va a poder llevar adelante la renovación del sistema de financiación autonómica que un buen día pactó con ERC. Pero son debates sobre los que darán mil vueltas y giros inesperados, mientras el presidente busca un nuevo leitmotiv para lograr, una vez más, una mayoría de bloqueo que impida gobernar a sus rivales del PP. Ya lo hizo y le salió bien. Ahora – entiende el jefe del Ejecutivo- es cuestión de dar con la tecla adecuada, que active una vez más, el voto no ya de la ilusión, sino del rechazo a una mayoría alternativa PP-Vox.