Sánchez consuma su golpe a los medios el martes: aprobará su plan para censurar a los críticos

Pedro Sánchez se sigue negando a llamar dictador a Nicolás Maduro pese a que hasta lo hagan socialistas como Josep Borrell. Quizá es porque pretende imitar al tirano chavista en asuntos como perseguir los medios de comunicación críticos. Tras meses amenazando con aprobar medidas de control de los medios tras su reflexión de cinco días tras conocerse la investigación de Begoña Gómez, ya pone fecha a su golpe: el martes 17 de septiembre el Consejo de Ministros tiene previsto aprobar el plan.

Así lo ha anunciado Pedro Sánchez entre aplausos enfervorecidos de los diputados socialistas con el rimbombante nombre de ‘Plan de Acción por la Democracia y contra los bulos’, sacando su clásico de “la máquina de fango” que según él “asedia la democracia” con “campañas de desinformación y bulos, presiones a periodistas y corruptelas”. Porque ya saben, todo aquel que no replique al pie de la letra el discurso sanchista es “fango”, “bulo” y “ultra”.

Pedro Sánchez ha justificado que su plan de control de los medios "emana de la Constitución, que defiende el derecho de los ciudadanos a una información veraz", y también se ha amparado en las medidas aprobadas por el Parlamento Europeo y por la propia Comisión Europea.

En su línea, ha vendido que “confía que el plan cuente con el apoyo de todos los demócratas del país, incluido el PP”, poniendo ya la puya que quien no respalde su estrategia de perseguir los medios incómodos no es un demócrata, cuando precisamente lo que pretende es recortar la libertad de prensa.

"No se entendería que en Estrasburgo aprueben unas cosas y luego aquí, en el Congreso de los Diputados, voten en contra de esas mismas cuestiones", ha señalado el presidente del Gobierno en referencia al PP, como si ambos planes fueran lo mismo.

Pedro Sánchez además ha señalado que busca "dotar de más transparencia, más pluralidad y mayores garantías a las Cortes Generales y al ecosistema informativo". Curiosa manera de vender un plan de control de los medios que justo el presidente sacó de la chistera cuando se conocieron las incómodas informaciones sobre la investigación a Begoña Gómez.