Sánchez, a la desesperada: pide recuperar los apoyos de la investidura "como sea"
El presidente del Gobierno vuelve a ceder ante independentistas vascos y catalanes con sus exigencias sobre la Ley Mordaza para intentar volver a encauzar una legislatura que desde el principio ha estado -y sigue estando- en el alambre.
El presidente del Gobierno es consciente de que el fugado Carles Puigdemont, no está por la labor de darle la estocada definitiva y desalojarle del Ejecutivo. Sin embargo, Pedro Sánchez sabe también que eso no significa que esté dispuesto a hacerle ningún favor. "Los favores se pagan", aseguran los de Junts a poco que se les por pregunte sus intenciones.
Pero a Puigdemont no se le ha pagado el peaje que exigió para permitir echar a andar la presente legislatura con Pedro Sánchez al frente del Gobierno. No ha habido amnistía para Puigdemont que, en estos momentos, aspira a revalidar el liderazgo al frente de su partido para seguir poniéndole zancadillas al Ejecutivo. Tumbarlo no lo tumba porque va contra sus propios intereses, ya que fuera del Parlamento Europeo y de Cataluña su supervivencia al frente de Junts pasa por hacerse notar tanto como pueda y eso se está traduciendo en hacer sudar y sacarle los colores al Gobierno. Votación a votación.
Con las operaciones para moverle la silla y acabar con la figura de Puigdemont demasiado "verdes" y con escasa viabilidad por ahora, Sánchez sabe que va a tener que cargar con "Puigdemont y sus cosas" una buena temporada, si es que quiere seguir viviendo en La Moncloa.
La frase "Sanchez está en el Gobierno, pero no puede gobernar" está siendo repetida una y otra vez no solo desde las filas del PP, sino también por buena parte de los socialistas de antaño, que ni comulgan con las alianzas políticas establecidas por Sánchez, ni con su forma de gobernar, atormenta al PSOE.
La Ley Mordaza como pago para volver a tener apoyos
Por eso y ante la imagen de debilidad e inestabilidad que a golpe de derrota parlamentaria está transmitiendo el Ejecutivo, Sánchez y su entorno buscan debajo de las piedras apoyos para poder legislar y poder volver a exhibir una mayoría frente al PP y Vox. Sánchez dio la orden a los suyos de lograr acuerdos legislativos. Y parecen haberlos encontrado.
El PSOE, que prometió desde la oposición derogar la Ley de Seguridad Ciudadana, más conocida como Ley Mordaza, se olvidó de su promesa durante los últimos seis años. Pero, mira por dónde, los "ojeadores" parlamentarios que ha desplegado Sánchez para buscar acuerdos y legislación posible han visto en la Ley Mordaza la ocasión de volver a agrupar aquella mayoría de la investidura.
El PSOE ha pactado con EH Bildu y con ERC la desaparición paulatina de las pelotas de goma, que serán sustituidas por material menos lesivo y hará desaparecer las sanciones por falta de respeto y desobediencia a la autoridad y ha conseguido el sí (todavía condicionado a nuevas exigencias) de PNV y Junts.
Por fin, el Gobierno Sánchez ha retomado (aunque haya sido a contracorazón) la Ley Mordaza, la ha desempolvado y se dispone a conceder aquello que tantas veces le exigieron sin éxito sus socios de Sumar y antes de Podemos. Habrá reforma de la norma en los próximos meses, habrá polarización y enfrentamiento entre PSOE y PP, los socialistas recuperarán por una sesión parlamentaria al menos esa mayoría de la investidura.
Pero lo que sigue sin aparecerse a la vista del PSOE son los Presupuestos Generales del Estado, ni el ambicioso Plan de Regeneración Democrática que con tanto bombo ha presentado el Ejecutivo, pero que no convence a buena parte de sus socios.