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¿Y si la estrella de Pedro Sánchez empezara a apagarse…?

En el PSOE empiezan a aparecer movimientos soterrados que por el momento no van más allá del murmullo crítico pero que empiezan a levantar cierta conciencia de rebelión a un nivel más alto de lo que se hubieran esperado en los cuarteles generales de Ferraz hace un año.

Silueta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.EDUARDO PARRA / Europa Press

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Si algo detecta la familia socialista a la velocidad del rayo es la pérdida de poder de sus líderes o, por ser más precisos, cuando su liderazgo empieza a perder fuelle. La prueba más palpable de ello se vivió durante los últimos tiempos de la presidencia del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero

En aquellas fechas, los mismos que ocupaban cargos institucionales cuyo nombramiento había sido firmado por el propio Zapatero, se dedicaban a renegar de él como si fuera un apestado. Su salida de la presidencia del Gobierno era cuestión de meses y el ensañamiento de algunos de los suyos rayaba lo obsceno.

José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez charlan en un acto del PSOE.Rober Solsona

Lejos de estar en la misma fase por la que entonces tuvo que transitar Zapatero, al líder de los socialistas, Pedro Sánchez, le empiezan a contrariar algunos de sus compañeros que, hasta ahora, permanecían silentes ante políticas que ahora parecen haberles molestado bastante, pero por las que Sánchez se ha deslizado durante todo su mandato. Los acuerdos con los independentistas catalanes y vascos no son sino el desencadenante de esas políticas de las que hoy varios de los miembros del PSOE se desmarcan sin disimulo.

Quizás el nuevo modelo de financiación autonómica que pretende implantar el Gobierno de Sánchez ha sido la gota que ha colmado el vaso, porque los líderes del PSOE en los distintos territorios -a excepción por motivos obvios del primer secretario del PSC, Salvador Illa- son conscientes de que si hoy tragan quina, mañana se despeñarán con sus malos resultados electorales bajo el brazo por haber defendido algo que ellos no comparten y que rechaza buena parte de su electorado. 

Los indultos se olvidaron y la amnistía, pese a la polvareda levantada, no toca tanto las vísceras e incluso los tegumentos procreativos del votante socialista, incómodo, tal vez, ante la excarcelación de ciertos presos, pero furioso cuando se trata de comparar privilegios con otras CC.AA

Algunos dirigentes socialistas -salvo comprensibles excepciones como las de la dirigente navarra, María Chivite, el catalán Illa o el vasco, Eneko Andueza- están olisqueando ya este tufillo que desprende el liderazgo cuando se le empieza a apagar su estrella. Lo cierto es que en el PSOE hay miedo a contrariar al líder Sánchez, sí, pero también empieza a haber movimientos soterrados que, por ahora, ni están organizados ni van más allá del mero murmullo crítico, que no subversivo. Pero esos brotes verdes de la crítica y la conciencia de rebelión son mucho más de lo que se hubieran esperado en los cuarteles generales de la calle Ferraz hace apenas un año.

Pedro Sánchez en un acto del PSOE junto a Javier Lambán, líder de los socialistas en Aragón y una de las voces críticas con Sánchez.Fabián Simón / Europa Press

En Ferraz cotejan encuestas y constatan, según fuentes socialistas, que no es éste buen momento para convocar unas elecciones. Sin embargo casi nadie se atreve a descartar nada en los próximos meses, en la primera mitad de 2025. "Si Sánchez llega a la conclusión de que puede revalidar una mayoría de bloqueo, convocará elecciones, pero si no lo hace y sigue sin poder aprobar apenas leyes, sin unos Presupuestos Generales y recibiendo desplantes de Puigdemont y los suyos -analiza uno de aquellos que fueron afines al líder y ahora manifiestan sus dudas y esbozan alguna que otra crítica sotto voce- se irá bunkerizando y perdiendo cada vez más apoyos electorales".

Tal vez Sánchez sea capaz de resurgir de nuevo, como el ave fénix, o quizás su estrella empieza a apagarse. Por si las moscas, los rumores y movimientos estratégicos han comenzado en la organización del puño y la rosa. Y parece que se multiplicarán después de la celebración del 41 Congreso Federal del PSOE, cuando las federaciones socialistas libren sus propias batallas congresuales, algunas de ellas a cara de pero con la renovada y aclamada cúpula de la sede federal del PSOE.