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Sánchez, Montero y Díaz se "cargan" la sanidad de un millón y medio de funcionarios

Ninguna de las aseguradoras que mantenían a flote el modelo Muface acepta la asfixia de PSOE y Sumar. Una vieja aspiración de la izquierda que ni José Luis Rodríguez Zapatero se había atrevido a plasmar

Pedro Sánchez, María Jesús Montero y Yolanda Díaz.

Pedro Sánchez, María Jesús Montero y Yolanda Díaz.

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Mauro Pérez

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Era una vieja aspiración de la izquierda que ni José Luis Rodríguez Zapatero se había atrevido a plasmar, consciente tal vez del tsunami sanitario que podía causar entre la población española. Ahora, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, con la colaboración de María Jesús Montero, han dado un golpe mortal a la mutualidad Muface, que desde hace décadas viene prestando cobertura sanitaria a más de un millón y medio de funcionarios públicos en España.

Los socios de los gobiernos de Sánchez (porque también Pablo Iglesias y Podemos iban a cargárselo) han ido asfixiando económicamente el modelo de éxito de la sanidad funcionarial hasta que este martes se ha confirmado la crónica de la muerte anunciada: las tres aseguradoras que prestaban el servicio, Adeslas, Asisa y DKV, se han plantado y no seguirán haciéndolo ante las paupérrimas condiciones que se les ponía en el contrato para los años venideros.

Están hartas de tener pérdidas millonarias mientras María Jesús Montero hace de guardiana de la caja, cuando la realidad es que Muface ahorra muchos millones a las arcas públicas, porque las libera de gastos estructurales de infraestructuras y de plantillas sobredimensionadas.

Cuando a media mañana se ha sabido que las aseguradoras no le hacían más el juego a Sánchez y compañía, el Ministerio de la Función Pública (del que se supone que depende ahora la mutualidad) ha salido rápidamente a tratar de calmar los ánimos, anunciando que se licitará un nuevo concurso. Pero en el sector sanitario se sabe que es humo e intentar retrasar algo que Sánchez y Díaz vienen planeando desde hace tiempo: acabar con Muface.

Pedro Sánchez es consciente de que encima no va a pagar los platos rotos

Además, Sánchez es consciente de que encima no va a pagar los platos rotos, por eso tal vez ha elegido este momento. Van a tener que ser los ejecutivos autonómicos (que tienen transferidas las competencias sanitarias) quienes carguen con la responsabilidad de dar respuesta a ese millón y medios de funcionarios que se tengan que integrar en la sanidad pública pura y dura. Su partido solo gobierna en tres comunidades autónomas, mientras que el PP lo hace en once. Y es en Andalucía, Comunidad de Madrid y Comunidad Valenciana donde más asegurados tiene la mutualidad (casi el 50 por ciento del total entre las tres), así que la patata caliente se la deja a Juanma Moreno, Isabel Díaz Ayuso y Carlos Mazón.

Mónica García, otra de las actrices del nuevo vodevil

Otra de las actrices de este nuevo vodevil sanchista es Mónica García que, aunque estaba en la línea de acabar con Muface cuando era política de a pie, desde que es ministra de Sanidad y va en coche oficial se había puesto de perfil en el tema. Tal vez dejaba el rol de poli malo a su compañero y amigo Javier Padilla, secretario de Estado, que sí se ha jactado públicamente hace poco de que no pasaría nada si desaparecía Muface. Se ve que estaba allanando el camino a su jefa, que sí que ha tildado alguna vez a Muface de "subsistema anacrónico". 

En cualquier caso, como Sánchez, Mónica García sabe que no va a cargar con el peso de ese millón y medio de nuevas tarjetas sanitarias, ya que en realidad ella solo gestiona la asistencia directa de Ceuta y Melilla, porque el resto está transferido.

La peor noticia para el millón y medio de funcionarios es que sus tratamientos y su continuidad asistencial, aunque Función Pública lo niegue, pueden verse alterados en alguna forma. Tampoco es nada halagüeño para ellos que tengan que ser los sindicatos los que lideren la contestación a Sánchez y Díaz, visto que comen en su mano desde hace tiempo. Deberán ser los afectados quienes, en la calle o en las urnas, interpelen directamente a Sánchez y a Díaz, demostrando a PSOE y Sumar si con la salud de los ciudadanos se puede jugar o no.

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