CORRUPCIÖN EN EL GOBIERNO
Ábalos imputado pasa a ser ese señor del que usted me habla
Con el exministro y antigua mano derecha de Sánchez oficialmente imputado, en el PSOE se dividen entre los que se lo veían venir y los que se sorprenden (o se hacen los sorprendidos). En Ferraz temen en especial que sea condenado por uno de los cuatro delitos por los que se le investiga.
En mitad de la polémica y el fango político en el que chapotean el Gobierno central y el de la Comunidad Valenciana, por ver quién metió más la pata a la hora de afrontar las primeras jornadas de la tragedia, el Tribunal Supremo ha soltado una bomba que no por esperada e incluso temida por algunos miembros de la organización socialista deja de ser menos dañina para el PSOE.
Como se intuía, el 'caso Koldo' ha dado lugar a algo más gordo, el 'caso Ábalos'. De la peripecia personal de José Luis Ábalos y su futuro judicial hace tiempo ya que se desentendieron los que fueron sus compañeros de partido. A la mayoría de la parroquia socialista le importa una higa lo que vaya a ser de su ex secretario de organización, el que fuera todopoderoso Ministro de Fomento y lugarteniente de Pedro Sánchez.
La familia “sanchista” se partió en dos cuando empezó a emerger la figura de Ábalos planeando sobre toda la pestilente trama Koldo. Unos expresaban sorpresa y vergüenza y deseaban, quizás con un punto de ingenuidad o de teatro con interpretaciones dignas de la escuela Stanislavski, que ese derroche de aparente dignidad que exhibía Ábalos se correspondiese con la realidad.
Otros, sin embargo, tenían claro que en torno a Ábalos no había un gramo de inocencia, ni de bonhomía ni de nada de nada. Eso sí, lo vieron claro en el mismo momento en que Sánchez decretó su caída en desgracia, con el pulgar apuntando al suelo. A estos últimos, ni les sorprende ni les ofende ver al ex compañero Ábalos entre rejas, si llegara el caso.
Pero llegados a este punto y visto que la Sala Segunda del Tribunal Supremo ha decidido abrir una causa contra Ábalos (¡ya tenemos caso Ábalos, oficialmente!) puesto que aprecia indicios de cuatro posibles delitos, como son la pertenencia a organización criminal, el tráfico de influencias, el cohecho y la malversación, Ábalos ha pasado a aunar voluntades dentro del PSOE: "que el peso de la Justicia caiga contra quienes lo merecen" o "el que la hace, la paga".
Con estas expresiones se manejan en el PSOE y en el Gobierno ahora, cada vez que se les pregunta por el que fuera todopoderoso Ábalos. Pero aquellos que, además de argumentarios, leen los escritos judiciales con los que se justifica y argumenta la decisión de encausar al ex ministro, admiten su profunda preocupación por uno de los posibles delitos por los que va a ser investigado el ex ministro en cuanto el Congreso de los Diputados (con el voto a favor de sus ex compañeros socialistas) tramite el suplicatorio que se precisa para proceder con la investigación.
Lo que más quita el sueño en el PSOE es esa posible "pertenencia a organización criminal" y los más agudos admiten que el juez señala específicamente que, si bien la serpiente hizo su nido en el Ministerio de Transportes, los negocios y ventas de mascarillas entre otros asuntos a investigar, se produjeron, aparentemente, por ser Ábalos quien fue: secretario de Organización del PSOE, que no ministro.
Este PSOE, que acabó con el mandato de Mariano Rajoy por una condena al PP, ente jurídico, por haberse lucrado de la trama Gürtel, no puede permitirse que les caiga un baldón mayor si cabe a ellos. Eso sí les quita el sueño a los más avispados de la organización del puño y la rosa.