Redondo envía un mensaje a Sánchez golpeando a sus “brujos” Barroso y Contreras
La relación de amor, odio y guerra entre tres personajes influyentes y con buenos negocios tiene un destinatario: el presidente del Gobierno, en el centro de la tormenta.
El zarpazo se ha dejado sentir en La Moncloa pero también en Prisa, en cierta oficina del centro de Madrid y en TVE. Y es que todo el mundo tiene una apuesta clara sobre de dónde ha salido el torpedo recibido la semana pasada por dos de los ‘susurradores’ más influyentes del actual Ejecutivo.
“Blanco y en botella. Nos hacemos una idea de dónde viene el asunto”. Así de críptico y, al mismo tiempo, de claro, se mostraba la semana pasada un destacado ‘fontanero’ de Moncloa tras la publicación de los intríngulis de la célebre cena acontecida el pasado verano, en vísperas de la remodelación del Gobierno, entre Iván Redondo y dos “enviados” cercanos al presidente del Gobierno.
La historia era más o menos conocida pero quedaban dudas sobre la identidad de los dos “enviados” que, oh, sorpresa, han resultado ser Miguel Barroso y José Miguel Contreras, los dos ‘Migueles’ de otros tiempos convertidos de nuevo en “brujos visitadores”, como les bautizó Juan Luis Cebrián.
El tándem, que estos días anda nervioso tras salir a la luz lo que llevan haciendo treinta años -labores de asesoramiento y lobby, siempre en la sombra, y bajo la cobertura de terceras empresas-, queda al descubierto y todas las miradas se fijan en un nombre: el de Iván Redondo. Que, al fin y al cabo, era el tercer hombre de la cena de La Trainera y el principal damnificado del asunto.
“Iván va a esa cena sabiendo que va a sentarse en la mesa con dos sujetos, Barroso y Contreras, que llevaban meses intrigando para sacarle de la antesala de Presidencia en Moncloa”, aseguran fuentes socialistas. “Lo de la cena debió de ser algo parecido a una partida de trileros”, considera un directivo de una conocida agencia de comunicación. Y así pasó lo que pasó.
En el PSOE y en el Gobierno hay desconfianza hacia Redondo y los elogios de éste a Yolanda Díaz, que empieza a ser contemplada como una amenaza por parte de Ferraz
¿Por qué aparece ahora la identidad de los dos “enviados” de Sánchez? Todo parece indicar que por la hartura de Redondo, que se considera agraviado por Sánchez y su actual entorno. Ciertamente, no es el único que tiene esa sensación. Son los “gambas”, como les llaman en el PSOE. Gente a la que Sánchez ha exprimido y chupado el jugo y luego ha tirado la cáscara vacía. Ábalos podría hablar al respecto.
Redondo, aseguran, está enfadado por la actitud de Moncloa. El gurú considera que le están poniendo clavos en el camino desde su salida del Gobierno y desde éste aseguran que el problema lo tiene él, que no está consiguiendo lo que pretendía: el gran contrato, las grandes empresas, etc. “Se ha quedado para ser una comparsa de Llorente”, aseguran en relación al dueño de Llorente y Cuenca, con el que, según parece, despacha prácticamente a diario.
Cierto o no, en el PSOE y en el Gobierno hay desconfianza hacia Redondo y los elogios de éste a Yolanda Díaz -que empieza a ser contemplada como una amenaza por parte de Ferraz- tampoco ayudan. Aunque en esto, como decía aquél, no se sabe si fue primero el huevo o la gallina.
Un embrollo a varias bandas
Lo que sí está claro es que Barroso y Contreras son los que se han dejado pelos en la gatera en este zarpazo de aviso. Uno, porque no deja de ser un flamante consejero de Prisa -grupo supuestamente independiente-; el otro, porque es un productor beneficiario de contratos en la televisión pública nacional.
Y ahí es donde queda la duda: ¿Cómo se interpreta que dos empresarios supuestamente privados ejerzan labores propias de ‘El Padrino’ para el presidente del Gobierno? ¿Hasta qué punto vinculan sus posiciones empresariales con esos encargos? ¿Supone eso que Prisa es el brazo mediático de Sánchez? ¿Tienen algo que decir los muchachos de Amber y otros accionistas? ¿Contreras es contratado por TVE como retribución a esas labores?
Hay muchas preguntas por responder en este embrollo en el que todavía quedan capítulos por escribir. Lo que sí está claro es que alguien ha enviado un mensaje que ha pasado a Barroso y a Contreras por encima. Está por ver si se ha acusado recibo.