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La CUP juega con Mas para ver hasta dónde es capaz de ceder

Primero quieren pasos irreversibles hacia la independencia, han dicho, y después ya se hablará de quién tiene que encabezar el gobierno de la República Catalana.

La CUP juega con Mas para ver hasta dónde es capaz de ceder

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La CUP ha obedecido a Arnaldo Otegi. El etarra disfrazado de político les pidió que no dejaran pasar la oportunidad de la independencia aunque sea con una pinza en la nariz. Y no lo van a hacer. Se ha visto claro en el acto celebrado en el auditorio de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.

De cara a la galería, eso sí, se muestran duros, exigentes. Tanto que dicen que si no hay primero una ruptura con España no apoyarán la formación de un gobierno catalán. Todo un órdago, dirán algunos.

Eso parece si no fuera porque luego matizan que la ruptura que exigen es, como primer paso, una ruptura con el Tribunal Constitucional. Así que ese órdago que le piden a Mas es, en realidad, pura retórica.

¿Cómo se rompe con el Tribunal Constitucional? No es posible más allá de una mera declaración de intenciones. Los etarras, por ejemplo, dicen siempre en los juicios que no reconocen la autoridad de los tribunales españoles pero, en la práctica, están entre rejas con reconocimiento o sin él.

Así que la CUP no se lo pone muy difícil a Mas, tan sólo le obligan a dar un pasito en el camino que ha prometido dar. En el fondo, bien mirado, el presidente de la Generalitat está muy acostumbrado a desobedecer o ignorar las sentencias del Alto Tribunal. Lleva años haciéndolo, sin ir más lejos, en lo relativo a la enseñanza del castellano en los colegios catalanes. Y no ha pasado nada.

Pero la prueba más evidente de que estos de la CUP están dispuestos a investir a Mas es que en ningún momento han dicho de forma clara y cntundente que no vayan a hacerlo.

Primero quieren pasos irreversibles hacia la independencia, han dicho, y después ya se hablará de quién tiene que encabezar el gobierno de la República Catalana. Es decir, que da la impresión de que van a tragar o, dicho de otra manera, parece que no están dispuestos a romper la baraja y tirar por la borda la posibilidad de la secesión por el simple hecho de que Mas esté en medio del camino.

Algunos les llaman antisistema o anarquistas. Nada más lejos de la realidad. Los de la CUP quieren un Estado y un sistema, pero quieren su Estado y su sistema. Eso es todo. Y el objetivo está más cerca si apoyan a Junts pel Sí que si deciden darle la espalda. Artur Mas será, en todo caso, un problema menor a resolver en una segunda etapa. Por el momento el objetivo es tensar la cuerda al máximo para ver si se rompe.

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