Cerrar

Los seis motivos por los que Pedro Sánchez no será presidente

El líder del PSOE le dijo a Ana Blanco que ésta no será su única ocasión para llegar a La Moncloa, y más le vale porque lo tiene complicado. Empezando porque se ha equivocado de enemigo.

Los seis motivos por los que Pedro Sánchez no será presidente

Creado:

Actualizado:

Las últimas encuestas pintan un panorama sombrío para el PSOE, que no sólo no aprovecha el fuerte descenso del PP sino que cae por debajo del ya de por sí fatal resultado de 2011. ¿Por qué se produce este descalabro? La respuesta no es sencilla. Hay varios factores que, unidos, pueden explicarlo. Algunos son de error de estrategia política de Pedro Sánchez, otros son de coyuntura y otros de herencia recibida. Se pueden resumir en seis:

1.- El primero es un error achacable al propio Sánchez. Se ha equivocado de enemigo y no ha sabido colocar ideológicamente al PSOE en el lugar adecuado. Creyó que el rival que le amenazaba venía por la izquierda cuando el tiempo está demostrando que también le acechaba desde el centro. Pedro -y casi todo el mundo- pensó que Podemos era la verdadera amenaza y escoró el barco hacia la izquierda para hacerle frente olvidando así el centro político.

Nadie pronosticó que el partido de Pablo Iglesias se vendría abajo como lo ha hecho. Y tampoco nadie fue capaz de ver la irrupción de Rivera con la fuerza que ha demostrado hasta el punto de que amenaza con convertirse en segunda fuerza por delante del propio Partido Socialista. Aun habiéndolo previsto hay que reconocer que tampoco hubiera sido fácil hacerle frente a los dos a la vez. La manta es la que es y si se cubre la cabeza se destapan los pies. Es imposible radicalizarse para plantar cara a Podemos y moderarse para combatir a Ciudadanos.

2.- El segundo gran error es fruto del primero y, por tanto, decisión también estratégica de Sánchez. La política de pactos tras las pasadas elecciones municipales y autonómicas demostró que está dispuesto a aliarse con quien sea con tal de desbancar al PP del poder. Le dio igual entonces cogerse de la mano con independentistas radicales como la CUP en Badalona, o con los extremistas de Podemos en multitud de ayuntamientos... Lo que sea con tal de impedir que el más votado gobernase. Eso lo digieren mal los ciudadanos.

3.- Pedro se ha encontrado ademas, y este es el tercer factor, con una gran oposición interna desde el minuto uno de su mandato como secretario general. En parte por aspiraciones personales de otros y en buena medida también por el rumbo ideológico que ha dado al PSOE que disgusta a algunos sectores. No ha tenido un camino fácil; más bien lo contrario. Incluso a semanas de las elecciones generales el secretario general del PSOE en la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, dijo que el liderazgo de Sánchez es revisable. Es decir, además de tener que enfrentarse a los rivales políticos, Pedro Sánchez ha tenido que lidiar también con enemigos dentro de casa. Si los resultados electorales no le acompañan, es fácil adivinar que habrá ruido de sables.

4.- El cuarto problema que afronta Sánchez es de pura herencia recibida. Es cierto que la economía no lo es todo pero sí que determina en gran medida el resultado electoral. Y ahí el PSOE tiene un déficit tremendo. Está demasiado cerca todavía el desastre de gestión de Zapatero. A los ciudadanos no se les olvida y muchos temen dejar otra vez las cosas de comer en manos de los socialistas. Hay mucho en juego. En eso el PP les lleva mucha ventaja de cara a la opinión pública y está sabiendo explotarlo a su favor. Más aún cuando el gurú económico de Sánchez es un exministro de ZP como Jordi Sevilla. Mala elección para combatir un problema de fondo como es el descrédito del PSOE para gestionar la economía.

5.- Por si todo esto fuera poco, a dos meses de las elecciones ha saltado el órdago independentista catalán que parece que puede tener un gran peso en las elecciones del 20-D. Y este es un asunto en el que el PSOE no se acaba de sentir cómodo. Siempre han tenido un problema con su discurso sobre España, que cambia según en qué comunidad se pronuncie. Zapatero acabó de complicarlo todo con el Estatut y aquello de que la nación es un concepto discutido y discutible.

El problema es tan obvio que Pedro Sánchez tuvo que combatirlo con una enorme bandera nacional colocada a modo de fondo durante su intervención en el acto en el que fue proclamado candidato del PSOE a la Moncloa de manera formal. Ahora, el líder socialista no sabe si firmar o no un pacto de Estado con PP y Ciudadanos. Y cada vez se sentirá más incómodo con la situación a medida que el desafío crezca y las respuestas del Gobierno tengan que pasar de las palabras a los hechos.

6.- Y con todo eso en contra, Sánchez puede convertirse en víctima de la teoría del caballo ganador, como se le llama en psicología. En pocas palabras, esta teoría defiende que la gente acaba votando al que se percibe que puede ganar porque es más cómodo estar del lado del vencedor. Si la tendencia a la baja del PSOE se afianza y la de Ciudadanos sigue al alza, no se puede descartar que Sánchez acabe siendo víctima de esta teoría y Rivera se perciba como el caballo por el que hay que apostar.