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La medida "in extremis" que algunos barajan para frenar a Mas

Mientras Cs, PSC y PP piden amparo al TC y Rajoy sigue ejerciendo de anfitrión en la Moncloa, ya hay voces que invitan a leer toda la Constitución para frenar el desafío independentista

La medida "in extremis" que algunos barajan para frenar a Mas

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Mucho se ha hablado del artículo 155 de la Constitución como posible salvavidas al que agarrarse en el caso más que probable de que la CUP, que es quien a todas luces está cortando el bacalao en el asunto más peliagudo con el que nos enfrentamos en este país, decida tirar por la calle de en medio proclamando la República de Cataluña con su particular Marianne-Forcadell al frente.

Sin embargo ya hay algunos juristas de prestigio que dejando a un lado los complejos dirigen sus punteros a otro artículo al que en último caso habría que acudir si las cosas terminan pintando bastos. Se trata del 116 que contempla los casos en que el Congreso de los Diputados podría, previa petición del Gobierno, decretar el estado de excepción en un determinado ámbito territorial.

Según dicho artículo, esta medida estaría justificada cuando el libre ejercicio de los derechos y libertades de los ciudadanos, el normal funcionamiento de las instituciones democráticas, el de los servicios públicos esenciales o cualquier otro aspecto del orden público resulten gravemente alterados.

Su aplicación, puede parecer algo extrema, pero no hay que olvidar que en 2010, el Gobierno de Zapatero no tuvo ningún empacho en decretar el estado de alarma, contemplado en ese mismo artículo, cuando los controladores aéreos abandonaron sin previo aviso sus puestos de trabajo provocando un colapso del tráfico aéreo en pleno puente de la Constitución. En aquel momento,algunos se echaron las manos a la cabeza, pero lo cierto es que la medida tuvo su efecto y hoy nadie se acuerda de aquello.

De momento, nadie sabe cuales son exactamente los planes del Gobierno por la sencilla razón de que no terminan de dar explicaciones más allá de repetir eso de que ante cualquier desmán destinado a romper la unidad de España se echará mano a todos los instrumentos políticos y legales de los que disponemos.

Se desconoce, por lo tanto, si decretar in extremis el estado de excepción está entre esos supuestos que baraja Mariano Rajoy – entre otras cosas porque habría que ver si la Diputación Permanente del Congreso tiene o no competencias para ponerlo en marcha– o que podría llegar a barajar el gobierno que salga de las urnas el próximo 20 de diciembre, pero sea como fuere, no está de más que algunos de los que preparan los garfios y las escalas para perpetrar el asalto a la soberanía nacional y que, dicho de paso, no suelen hacer gala de su conocimiento del texto constitucional, más que nada porque les trae al pairo, se vayan enterando de que la aplicación del artículo 155 no es lo peor que les podría suceder.

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