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Vuelve Pepe Blanco

Es necesario que se acabe este Halloween socialista, esta larga noche de los muertos vivientes y los garrulos lisérgicos, y empiece en Galicia un tiempo nuevo en el PSdeG, sin pepiños.

El otrora todopoderoso José Blanco se aburre en Bruselas.

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Parece una broma de Halloween –o Samaín, para los muertos vivientes de la candidatura unitaria galega–, o el título de una película de Toñito Blanco, el autor de La matanza caníbal de los garrulos lisérgicos, pero es la puta realidad: "Vuelve Pepe Blanco".

¡Qué gran noticia para el PP! La solté el sábado a los postres en una comida con la gauche divine de Pontevedra, cuando ya habíamos resuelto la sedición de Cataluña y despellejado a la Trotona: "¿Sabéis que vuelve Pepe Blanco?".

Todos confirmaron el rumor a voces: se aburre en Bruselas, allí no es nadie, Besteiro está liquidado. La volví a soltar al día siguiente en Lugo entre gentes generalmente bien informadas, "¡Vuelve Pepe Blanco!", y surtió el mismo efecto; parece ser que en Palas de Rei no se habla de otra cosa y en Monte Pío, Alberto y Rey Varela se descojonan de la risa. Perdonen que el análisis baje a este nivel: es lo que hay.

Empecemos por averiguar si Besteiro sigue vivo: no conviene darlo por muerto, ni siquiera en Halloween. Quien conozca un poco a la jueza De Lara sabe que le va a practicar a Besteiro la eutanasia judicial a fuego lento: si Conde Pumpido le rompe el juguete, quizás en la Audiencia, la jueza rusa sacará otro muñeco del vientre de su matrioska. De Lara no va a soltar esta presa jamás, y eso lo sabe en Lugo hasta el aguilucho de la plaza de Santo Domingo.

Es probable que Besteiro sea derrotado por su propio partido sin llegar a candidato. "Es necesario un tiempo nuevo en el PSdeG", declaró Pepe Blanco a la SER la semana pasada, que es un modo educado de decir, quítate tú, que me pongo yo. "Besteiro non o ten doado", añadió con prudencia coruñesa el muy leal y noble Méndez Romeu, portavoz parlamentario del PSdeG, que no es un cargo menor. Desde la otra orilla, el portavoz del PP, Miguel Tellado, remachó en Twitter otro clavo sobre el ataúd de Besteiro: "Están haciendo leña del árbol caído".

Liquidado Besteiro –ya se verá a qué precio– y con Pachi Rasputín meciendo la cuna, nadie disputará al prestigioso don José Blanco la condición de líder máximo del socialismo gallego. ¡Se aburre tanto en Bruselas! (aunque es el eurodiputado más activo de la cámara: lleva 322 preguntas, los tiene fritos), ¡y añora tanto Palas de Rei!

El problema es que Pepe Blanco tiene un agujero en el pantalón, a la altura de las vergüenzas, por la desgracia del tren Alvia, que le va a perseguir, como la jueza De Lara a Besteiro, por todos los mítines de Galicia.

Por más que se ponga de perfil, Galicia entera recuerda: hasta yo estuve invitado, como decenas de periodistas, a la solemne inauguración del Alvia Ourense-Santiago, el 10 de diciembre de 2011, a las 10:40h, retransmitida en directo por TVG, presidida por don José Blanco, ministro de Fomento, a bordo de un tren híbrido S-730, velocidad punta 250 km/h, 38 minutos de trayecto. Galicia estrena tren de alta velocidad, tituló Faro de Vigo.

Escribí entonces la crónica premonitoria de un descarrilamiento ficticio que acababa así: "Funcionaron a la perfección los sistemas de señalización ERTMS, LZB y Asfa digital, acreditando la solvencia técnica de la nueva línea". Datos que tomé de la propaganda enviada aquellos días por el ministro de Fomento.

Al acto asistieron Feijóo, Álvarez Cascos y dos alcaldes campeones ¡Francisco Rodríguez y Conde Roa! Dios los cría y ellos descarrilan solos: mi crónica estaba equivocada, y dieciocho meses después los sistemas de señalización inaugurados a bombo y platillo por Pepe Blanco no funcionaron, por mucho que Pilatos se lave las manos con agua bendita.

Pepe Blanco: un "renovador" que lleva 26 años chupando de la canoa, desde que fue escogido señador en 1989. De verdad es necesario que se acabe este Halloween socialista, esta larga noche de los muertos vivientes y los garrulos lisérgicos, y empieze un tiempo nuevo en el PSdeG, sin pepiños. La indignidad de mirar para otro lado (en el reciente estreno del documental sobre las víctimas del Alvia, las butacas de Pepe Blanco y Ana Pastor quedaron vacías) invalida a este superviviente del Zapaterismo y de la Operación Campeón de por vida; y también a Ana Pastor, no se froten las manos. Si hubiera un poco de dignidad en Galicia, que no hay.

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