La lapidatoria frase de Isabel Pantoja contra Raquel Bollo
Ahora que las aguas bajan turbulentas entre los Pantoja y Raquel Bollo adquiere importancia la declaración que me hizo la tonadillera
La leña arde en el clan Pantoja. Todas las miradas se posan ahora en las relaciones que la tonadillera mantiene con sus excéntricas amistades. Cuentan que nada es lo que parece en un entorno en el que se alimenta la controversia con declaraciones algo incoherentes. La peor parada es esa Raquel Bollo que, sin duda alguna, ha defendido hasta la desesperación la honorabilidad de la cantante. Advierten ahora que, lejos de pagarle con la misma moneda, Pantoja la tilda de aprovechada y desleal. No quiere saber nada de ella. Aseguran que son varias las ocasiones en las que Isabel ha comunicado su hartazgo ante el incontestable enriquecimiento que Bollo ha conseguido por ser su vocera oficial.
No es la primera vez que esto ocurre. En 2009 fui depositario de la rabia mayúscula de la tonadillera. Estaba harta de que se llenaran las arcas hablando de sus miserias en televisión. Fue durante la entrevista que me concedió para la primera edición de La Otra Crónica de El Mundo y en la que reconocía, por vez primera, que ya no tenía tiempo para amar a Julián Muñoz. No se publicaron sus exabruptos contra Raquel por cuestiones meramente editoriales. Sin embargo, durante la conversación Isabel estaba fuera de sí. Harta de que unos y otros comercializaran con su vida.
Maldecía en calé. Todos salieron esquilados en su enfado telefónico, aunque siempre mantuvo la cortesía al referirse a Chelo García Cortés, a quien alababa su innegable profesionalidad. Se sentía cómoda junto a ella, incluso sabía que no le molestaría que se confesara conmigo y no con ella en los tiempos revueltos. Tanto es así que Isabel volvió a telefonearme en pleno debate del extinto Dónde estás corazón donde se adelantaron parte de los titulares de la esperada entrevista. Me exigió que no interviniera en directo para que la ahora colaboradora de Sálvame no sufriera la humillación de sus compañeros. Así lo hice. Fue el director del suplemento de El Mundo, Romualdo Izquierdo, el encargado de defender la exclusiva en el programa de Jaime Cantizano.
Isabel volvió a llamarme a la mañana siguiente. Estaba molesta porque se había puesto una fotografía de Julian Muñoz para ilustrar el texto. Recibió de buen agrado un ramo que le acerqué hasta su casoplón en La Moraleja. Agradeció que en la interviú no hiciera mención a su enfado con la Bollo: "al fin y al cabo es también mi sangre, aunque no quiero que vuelva a ir a televisión a hablar de mi. Qué hable de ella, que tiene muchas cosas que contar, ya no lo permito".