El peligro de cerrar mezquitas y los falsos terroristas suicidas
Si hay algo admirable que destacar en todo el horror en el que nos hemos visto sumergidos los últimos días, tendríamos que quedarnos con esa imagen de unidad que ha dado Francia al mundo.
Otra cosa son algunas propuestas de aplicación interna que se han escuchado de algunos líderes galos que, así, en caliente, no dejan de tener su lógica, pero que analizadas desde el punto de vista de los expertos en geopolítica podrían dar lugar a situaciones complicadas. Es el caso de las voces que reclaman que se prohiba tajantemente la construcción de mezquitas en territorio europeo. Como explicaba en Onda Madrid el coronel Pedro Baños, ex Jefe de Contrainteligencia y Seguridad del Cuerpo de Ejército Europeo y asesor militar del Parlamento de Europa, el cierre de los centros religiosos dedicados al islam, que están siendo vigilados por los servicios de inteligencia de todos los países, daría lugar a la creación de mezquitas clandestinas mucho más difíciles de controlar.
Pero volviendo a lo de la unidad del pueblo francés, no se puede negar que la imagen de Versalles, con todos los diputados de la Asamblea Nacional y todos los senadores, aplaudiendo sin fisuras el discurso del presidente Hollande, sin que hubiera diferencias por razón de ideología, de interés político o de mezquindades personales, y cantando de pie el himno nacional, fue la imagen de un país de fundamento y de una democracia con mayúsculas que entiende que hay situaciones en que nada es más importante que defender con todos los instrumentos que nos hemos dado los derechos y libertades que libremente hemos decidido que son los nuestros.
Hay otros países en los que, ante las salvajadas injustificables, el personal político y civil, más como una piña se comporta como un coctel de marisco en el que cada cual pretende ser el langostino que lo corona. Países en los que en vez del himno lo que se entona es el "Quién puso más" de Victor Manuel, y en los que las manos van al cuello ideológico disfrazando de buenismo lo que no es mas que un rencor que huele a rancio porque lleva varias generaciones creando moho.
Es muy difícil saber si Francia acierta o no con las medidas que propone para intentar acabar con unas malas bestias que pasean a sus víctimas en jaulas antes de quemarlas vivas y que son capaces de hacer explosionar a los suyos a control remoto –porque en contra de la creencia popular, a gran parte de los "suicidas" de los chalecos bomba, se les "ayuda" con un mando a distancia, no vaya a ser que flaqueen a última hora y estropeen el márquetin del "héroe" dispuesto a inmolarse por Alá–, pero constatar que más allá de algunas fronteras, no se ha perdido el espíritu de Fuenteovejuna, da mucha, pero que mucha envidia.