La cruda realidad de su dormitorio obliga a Raquel Mosquera a recular
La viuda de Pedro Carrasco vuelve a pensarse las cosas y, al final, mira para otro lado. Prometió que no aceptaría infidelidades pero, parece, que pesa más el bienestar de los retoños.
Hacer de tripas corazón. O, volviendo a hacernos eco del sabio refranero popular, “nunca digas de esta agua no beberé.” Eso es lo que debe de estar pensado en estos momentos Raquel Mosquera en la tranquilidad de su hogar.
Sobre todo, cuando hemos empezado a hacernos eco de la posible confirmación de esos rumores que hablaban de una supuesta infidelidad de Isi, la que ha sido su pareja de los últimos meses.
Y es que a Raquel Mosquera no le tembló la voz en ningún momento cuando arengaba a los periodistas asegurándonos que su pareja, el que es el padre de su segundo hijo, no la había engañado. Que todas las especulaciones sobre una supuesta infidelidad eran falsas y que lo de cornuda, mejor se aplicaba a otra.
Parece que la Mosquera no aprende lecciones del pasado y no se da cuenta de que hay veces que los que creías cercanos, te traicionan.
La Mosquera no aprende lecciones del pasado
Le pasó con el que fue su marido durante dos años, Tony Anikpe –padre de su hija mayor, Raquel, de diez años- y, dicen algunos, que también con Rocío Carrasco Mohedano; a la que quiso como una hija y de la que tuvo que ver que la abandonaba sin querer saber nada de ella después de la triste, y temprana, muerte de Pedro.
Pero, por desgracia, el tiempo ha vuelto a darle la razón ya que se acaba de demostrar a través de unas pruebas que Isi es el padre del retoño que esperaba Ingrid, camarera de uno de los locales del nigeriano.
Un bebé resultado de la relación que Ingrid mantuvo con Isi cuando éste acababa de empezar a salir con Raquel. Y la joven, sabedora del filón que esta paternidad suponía, no dudó en hablar de ella en el plató de cualquier programa que quiso invitarla.
Raquel, recula
Ahora la Mosquera, que ha sido madre por segunda vez hace poco más de un mes, ha tenido que tragarse sus palabras y ha decidido perdonar a Isi. Le ha dado una segunda oportunidad y ha querido olvidar lo de cornuda por el bien del hijo que han tenido en común.
Le ha dado una segunda oportunidad y ha querido olvidar lo de cornuda
Esperemos que en esta ocasión no sea cierto aquello de que segundas partes no son buenas. Aunque, por ahora, vemos a una Raquel dedicada en cuerpo y alma a sus hijos y a su peluquería. Tanto, que la viuda de Carrasco tiene que sacar horas de donde puede.
Quizás sabedora de que poco puede contar con gente que antaño decidió no apoyarla. Y de la que, como es el caso de la hija de Rocío Jurado, no quiere ni hablar.