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Adivinen quién pagará el "cambio prioritario" de los socios de Carmena

Pertenezco a una generación que apenas recuerda los últimos coletazos de una dictadura mantenida por un señor pequeñito al que costaba reconocer en el retrato orondo de las monedas de duro

Carmena se ha bajado del carro de lo que propone el PSOE.

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Hoy, cuarenta años después de su muerte y casi ochenta desde el final de la guerra civil, no hay familia en este país que no tenga un mínimo grado de parentesco con quienes combatieron en los dos bandos. Ocho décadas dan para mucho "mestizaje" y, desde luego, para relegar al cajón del olvido aquel episodio vergonzante que, sin embargo, algunos se empeñan en recordarnos so pretexto de querer olvidarlo.

Ahora es el PSOE de Madrid el que desde el ayuntamiento de la capital se ha fijado como prioridad absoluta para mejorar la vida de los ciudadanos cambiar de urgencia el nombre a 162 calles de Madrid dedicadas en su mayoría a señores cuya vinculación con el franquismo, seamos sinceros, desconocen el 99% de los madrileños.

Es cierto que hay una Ley de memoria Histórica que conmina a pasar el Típex sobre cualquier vestigio de una parte de nuestro pasado, que es, por cierto, algo que ni siquiera hizo el dictador –prueba de ello son los escudos republicanos que siguen adornando el Ministerio de Agricultura, el parque de bomberos de la calle Santa Engracia, algunas de las rejas del Retiro, el Banco de España o la Fachada de la Antigua Fábrica de Tabacos de la Calle Embajadores entre otros– pero no parece que entre las prioridades inmediatas de los madrileños esté el gastarse un pastizal en esto, porque en los 60.000 euros que en su día presupuestó el concejal de Economía y Hacienda no están incluidos los rótulos, la publicidad, las tarjetas y en general todo eso que se denomina identidad corporativa de los comercios, restaurantes, oficinas y despachos que se verán afectados por el cambio y que correrán, evidentemente, por cuanta de cada uno de sus propietarios.

Lo mejor de todo es que Ahora Madrid con Manuela Carmena a la cabeza, se ha puesto de perfil y frente a las prisas de los socialistas, prefiere tomarse este asunto con calma. La alcaldesa que además de carecer de prejuicios a la hora de compartir con el pueblo soberano sus intimidades matrimoniales, no tiene un pelo de tonta, sabe que estas cosas que afectan a los bolsillos no son las más oportunas en periodo electoral, y por eso su grupo silba mientras el PSOE le afea la conducta y se desgañita por el cambio, que ya saben que es su lema, aunque en este caso sea solo un cambio cosmético porque al pasado, mal que nos pese, no hay Pedro Sánchez que le dé la vuelta.