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Albert Vs Rivera: el error letal que va camino de cometer

Él mismo, el líder de Ciudadanos, puede estropear la historia que está protagonizando. El chico humilde y simpático que tanto gusta a la gente está cambiando presa de su propio ego.

¿Se le ha subido a Rivera el éxito a la cabeza?

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En el PP temen que el ascenso de Albert Rivera se convierta en algo más que un resultado sorprendente pero también creen que el peor enemigo que tiene el líder de Ciudadanos es él mismo.

Hay veces en la que una bonita historia, bien contada y convenientemente distribuida, acaba convirtiéndose en un fenómeno social. Es difícil saber que hace prender la llama, pero en ocasiones prende y lo que era un copo de nieve termina en una bola que a medida que coge velocidad coge también tamaño hasta hacerse imparable.

Algo así pasó en Estados Unidos con Obama. Un joven negro de origen humilde, sin mucho pasado político pero con muchas ganas de cambiarlo todo y con mucho carisma, termina en la Casa Blanca, en el despacho oval, gestionando el destino de la nación más poderosa de la Tierra. Fue la historia perfecta del sueño americano jaleada en las redes sociales como nadie había hecho hasta entonces. Generó una corriente de simpatía tal que fue creciendo y creciendo hasta ganar las elecciones.

Rivera, salvando las distancias -que son muchas- podría ser la versión española del ascenso al poder de un chico humilde, que cae bien y que habla mejor, que no tiene pasado, que conecta con la gente y que quiere sustituir a los viejos políticos por gente corriente metida en política. En el PP temen que los votantes compren esa historia, que el líder de Ciudadanos se plante a una semana vista del 20-D con posibilidades de victoria y que eso genere una corriente de simpatía que acabe por dar el vuelco electoral.

Desde hace semanas Rivera da síntomas de habérsele subido el éxito a la cabeza

El único alivio que les queda es que el primero que se ha encargado de estropear el cuento de hadas es el propio Rivera que, desde hace unas semanas, se ha creído la historia y va diciendo sin tapujos que el sapo puede acabar convertido en príncipe. Y eso rompe la magia. De un plumazo se carga el argumento del chico humilde con mucho entusiasmo que, sin haber roto un plato, casi sin pretenderlo, llega a La Moncloa y come perdices y colorín colorado...

La última demostración de que Rivera se ha venido arriba, demasiado arriba y demasiado pronto, la hemos visto en la firma de la ampliación del Pacto Antiyihadista. "Ciudadanos ha conseguido que lo que era una unión entre dos partidos, hoy sea un pacto de Estado", ha dicho. Un poco pretencioso para un humilde, simpático e inocente chaval, ¿no? Ahora resulta que la importancia del acuerdo radica en que Ciudadanos lo ha firmado.

Lo que le puede pasar a Rivera es algo parecido a esa escena en la que un galán de Hollywood le declara amor eterno a la chica de sus sueños; le susurra al oído lo maravillosa que es, le promete hacerla feliz, estar siempre a su lado, ser el compañero perfecto y, de repente, le dice que se decida rápido que tiene otras muchas suspirando por él. Ahí se acaba el encantamiento. Quizás el catalán ha cometido el error de demostrar a todos que él también piensa que es un tipo estupendo y que se ve de presidente antes incluso de que le hayamos votado.