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Si lo de Le Pen es derrota, qué será lo de Rajoy… ¿y lo de Sánchez?

Reprochan al Front National una derrota… habiendo alcanzado un 40%. ¡Y lo hacen reputados analistas españoles que dan al PP una victoria con un 30%! Francia está enferma, ¿o España?

¿Vencidas y vencedor, con menos votos?

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Hagamos cuentas. Con dos diputados y dos senadores, una decena de municipios de más de 9.000 habitantes, ahora varias decenas de consejeros regionales y 22 eurodiputados, el Frente Nacional ha conseguido en las dos vueltas de las pasadas elecciones regionales ser, por tercera vez consecutiva, el partido más votado de Francia. Marine Le Pen tiene, con todos los medios de comunicación en contra, con todas las instituciones enfrente y con una coalición de todos los partidos en su contra, tiene algo menos de siete millones de votos directos, lo que equivale a una media nacional por encima del 30% y en algunas regiones clave por encima del 40%. Un partido que vence entre los jóvenes, los estudiantes, los obreros y los barrios populares, y que avanza entre las clases medias y rurales.

Esto es lo que todos los periódicos españoles en papel y bienpensantes, sean del color que sean, coinciden en llamar “Derrota del Frente Nacional”. Yo creo que me he perdido algún capítulo importante de la serie. Todas las amenazas de catástrofe cósmica no han restado a Marine Le Pen un solo voto, y de hecho sus votantes fueron más en la segunda vuelta, donde el FN se confirmó como primer partido de Francia. Para que no conquistase el poder en ninguna región hizo falta una “coalición de derrotados”, con toda la extrema izquierda unida en apoyo del socialismo, y con el socialismo entregado al centro de Sarkozy y hablando de “mal menor”.

Derrota, dicitur. 42 % de los sufragios en la región Nord-Pas-de-Calais-Picardie. Su sobrina Marion Maréchal Le Pen 46,5 % en Provence-Alpes-Côte-d’Azur. En el gran Este (Alsace-Champagne-Ardennes-Lorraine), 36,08 % al polémico y eficaz Florian Philippot. Y en todas partes, hasta en Bourgogne-Franche-Comté con Sophie Montel, 31,5 % en la primera vuelta. En suma, seis victorias directas en primera vuelta y una doble confirmación como primer partido nacional, pues hace falta la unión de todos para que no venza. No ya aplastantemente, como a su padre en la segunda vuelta de las presidenciales de 2002, donde Chirac venció sin miedo, mientras que ahora el miedo a las presidenciales de 2017 impera.

Derrotado ha sido Nicolas Sarkozy, que necesita mil ayudas para reconquistar alguna región y que ve su partido muy superado por el fundado por Jean-Marie Le Pen. Derrotado ha sido el presidente François Hollande, reducido a la mínima expresión política. Pongámonos de acuerdo, en todo caso. Si los resultados de Marine Le Pen no son buenos, si queremos clasificarlos de derrota, hagámoslo; pero seamos coherentes y si el PP de Mariano Rajoy obtiene resultados similares o peores el 20 D no digamos que es una victoria, y que Pedro Sánchez no presuma si no va más allá del 25%. Eso se llama hipocresía.

Marine Le Pen es la candidata preferida por los franceses; por ahora el sistema electoral la mantiene fuera del poder, pero es difícil eternizar esa situación y seguir llamándolo democracia. Varias plumas notables en España escriben estos días contra las “coaliciones de perdedores”. ¿Lo escribirán también al hablar de Francia, o cambiarán de ideas al ver qué pasa al Norte de la muga?

Mientras tanto en España casi los mismos analistas llamarían una victoria del PP a que éste llegase al 30% de los votos a y algo más de cien diputados, por supuesto sin mayoría absoluta (total, ya hemos visto cómo usó la anterior) y con la necesidad de una alianza con los “derrotados” para la investidura. Curiosamente, haría un porcentaje mayor de franceses tras la “derrotada” Le Pen que el de españoles tras el “vencedor” Rajoy.

¿Y qué dirán de la lección francesa para las elecciones generales en Navarra? Nuestro sistema electoral, y la voluntad de la gente, excluyen que nadie tenga una mayoría ni siquiera parecida a los votos reunidos por Marine Le Pen. Puede ser que los cinco diputados que elige la Comunidad Foral sean cada uno de una fuerza política distinta; y en todo caso puede haber dos de centro (UPN-PP) y otros tres uno de cada color. Eso sí, no quiero yo ver a nadie de esa coalición navarra de centro hablando de derrota de Le Pen y a la vez de victoria suya… porque habrá que sacarles los colores.

Los demás están más en su lugar… relativamente. El escaño navarro de Podemos es más o menos –con salvedades- seguro, pero Geroa Bai, Ciudadanos, PSN-PSOE y EH Bildu (y no en ese orden) andan a la gresca por los otros dos, y con porcentajes de intención de voto hacia el 11%. ¿Todos se consideran ya políticamente más investidos y superiores que Le Pen? ¿Todos ellos van a cambiar sus propuestas, su etiqueta de izquierda o extrema izquierda, y su posición antinacionalista o separatista según convenga para “puntuar”? ¿Saben dónde estarían todos ellos o casi si nos aplicásemos el sistema francés?