El millonario motivo que llevó a José Fernando a su último ingreso
El hijo de José Ortega Cano está dispuesto a hacer lo imposible por recuperar su estabilidad. Es consciente de que su problema no sólo es la adición a las drogas, sino algo más profundo.
José Ortega vive unas Navidades agridulces. Contento y preocupado al mismo tiempo. Está inmerso en una dicotomía tras la última recaída de su hijo José Fernando. Teme que el horizonte siga siendo igual de oscuro y de tenebroso, que nadie consiga estimularle a tiempo para salir victorioso del aprieto en que le ha puesto la vida.
Me aseguran que el hijo del matador está dispuesto a hacer lo imposible por recuperar su estabilidad. Es consciente de que su problema no sólo es la adición a las drogas, sino algo más profundo y neurológico. Quizás por eso ha accedido a someterse al escrutinio médico de los psiquiatras de la Clínica López Ibor donde, me aseguran, sigue un tratamiento especializado y tiene grandes avances.
José Fernando se relaciona habitualmente con otros pacientes y ha mostrado interés en actividades para ocupar su tiempo. Sin embargo no todo son flores en su rosal. Las espinas se evidencian al caer la noche cuando el joven se lamenta por los malos tiempos vividos. Me cuentan que uno de los motivos de su último ingreso se produjo tras ser consciente de haber dilapidado cerca de la mitad de la fortuna heredada y que ahora, en su taciturna lucidez, maldice a quienes le saquearon.
Porque si algo tiene claro José Fernando es que esos a los que llamaba amigos le han abocado al precipicio. Son los que le hicieron saltar al vacío sabiendo que no había red protectora. Ahora sabe que para su recuperación total necesita renovar círculo afectivo. Sólo cuenta con su familia más directa -con su padre como pilar fundamental- para esa evolución tan ansiada.
No está solo en el camino, largo y angosto, pero debe confiar plenamente en su padre. En ello trabaja. En romper la creencia de que, lejos de protegerle, Ortega Cano es uno de sus principales enemigos. Se equivoca, más bien le han hecho equivocarse, en esa batalla entre su yo consciente e inconsciente. Saldrá adelante. Solo es cuestión de tiempo.