El gesto de Vargas Llosa con su ex que tiene tensa a Isabel Preysler
Ya dice el refrán que después de la tormenta llega la calma, y el Nobel de Literatura parece estar dispuesto a templar gaitas con la mujer con la que ha compartido casi una vida.
Fuimos los primeros en hacer diana al publicar que Mario Vargas Llosa había presentado la demanda de separación de su mujer, Patricia, en España. Y también los primeros en hacer pública la desesperación de Isabel Preysler ante las peticiones económicas de su antecesora.
Después del tiempo todo son bienaventuranzas para la pareja del año. Siguen ensimismados con una ilusión que ya ha dejado de ser únicamente pasión y locura. Buscan y encuentran su sitio ante la hilaridad de quienes ven en ellos el ejemplo perfecto de unión y armonía.
Sin embargo, me insisten en que ha habido una extraña comunicación entre Mario y Patricia. Quizás el Nobel se ha dado cuenta de que no es tan difícil templar las aguas tras tantos años de matrimonio. Patricia podría ceder, así, ante sus cacareadas pretensiones, y se podría facilitar la consecución del divorcio. Sin embargo, me aseguran que el acercamiento es sincero y real.
Mario está dispuesto a remar hacia un punto de entendimiento y respeto, hacia ese lugar al que sus hijos le pidieron que llegará cuando se dejó llevar por las mieles del querer de la Presyler. Nunca es tarde. Y menos en Navidad. Lo que traiga este acercamiento es todo un misterio, hay incluso quien me habla de próxima reconciliación. Será el viento quien lo confirme.