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Hegemonía ideológica o mayoría política

La pregunta es, más que nunca, ¿qué pasará? Puede que la clave del futuro haya que buscarla en otro lado. Es mejor cambiar el enfoque a la hora de intentar barruntar qué va a suceder.

Íñigo Errejón habla de la "España plurinacional".

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Tras la resaca electoral se percibe en la calle una notable confusión. ¿Cómo podemos salir de ella? Para conseguirlo antes que nada debemos preguntarnos cual es el principal balance de estas elecciones. Dicho balance puede sintetizarse como sigue: Primero, al bipartidismo le han salido respondones, pero ambos siguen siendo las dos fuerzas más votadas. Segundo, los “emergentes” irrumpen con fuerza pero no tanto como se esperaba: ninguno de ellos -”Podemos” o C's- tiene la capacidad de cambiar todo de arriba a abajo. Tercero, los nacionalistas periféricos pierden energía, especialmente los nacionalistas no marxistas, como CDC o el PNV, en detrimento de los nacionalistas marxistas o de izquierdas. Esto no es siempre así: por ejemplo, los chicos de “Bildu” ya no son la primera fuerza de Guipúzcoa. Cuarto, en ningún caso sale una mayoría absoluta, sea cual sea la combinación.

El panorama es pues fragmentado y por lo tanto el futuro incierto. La pregunta es, más que nunca, ¿qué pasará? Puede que la clave del futuro haya que buscarla en otro lado. Dicho en otras palabras, es mejor cambiar el enfoque a la hora de intentar barruntar lo que va a suceder en España. ¿Cómo hacerlo? A nuestro juicio resulta más esclarecedor pensar en términos ideológicos que en términos políticos. ¿Por qué? Pues porque si bien es evidente que no existe una mayoría clara en lo que a la correlación de fuerzas se refiere, sí que existe una mayoría ideológica. En la España de 2016 las fuerzas que se disputan el poder político son: primero un partido liberal -el PP- que hace de la gestión económica su idea fuerza. Esto equivale a decir que considera multitud de otros temas como no relevantes y por consiguiente los abandona en las manos de la izquierda, que sí que los considera importantes. En segundo lugar un partido como el PSOE, anclado en la izquierda guerracivilista, para el que todos los asuntos sociales son relevantes, no solo los económicos. “Podemos” es la extrema izquierda de siempre solo que con pretensiones de “sorpasso via marketing”. A este respecto poco hay que decir. Por último, “Ciudadanos” se define como de “centro”. En algunas ocasiones se le ha escuchado hablar de “centro izquierda”. La cosa es que en temas de gran calado social -como la demografía, la familia, el fundamento moral de la sociedad, la inmigración, etc- difiere poco o nada de la izquierda. A su vez, los demás partidos se parecen entre sí en los temas antes mencionados, difiriendo solo en cuestiones de intensidad y énfasis. Por supuesto, la idea de España de todos ellos es, bien la majadería de la “España plurinacional” -de la que habla Iñigo Errejón- bien el “espacio de derechos” del patriotismo constitucional, fundada en la nefasta “escuela de Frankfurt”. Ni que decir tiene que ambas tendencias son compatibles y conciliables.

Así las cosas, puede que alguien piense que todo esto corresponde a un panorama simplificado pero pero creemos que se asemeja bastante a lo que podemos ver hoy. Correlativamente, no existe un solo partido relevante en la escena política que defienda a la vez la comunidad nacional de raíces históricas, la soberanía económica, la seguridad de nuestras fronteras, el valor de la familia y la estructura moral de la sociedad de raíces cristianas. ¿A donde queremos llegar? Pues a constatar que el eje ideológico de la nación se ha desplazado gradualmente hacia el predominio de la izquierda o extrema izquierda. Esto explica, por ejemplo, los cambios sorprendentes -y la tibieza en tratar ciertos temas- en prensa tradicionalmente “conservadora”, la marginalización de la opinión católica en medios de comunicación y también la hegemonía de la prensa izquierdista o la dictadura “progresista” en el mundo académico.

Por consecuencia, el presente marasmo nacional, independientemente de las alianzas políticas concertadas que resulten finalmente ganadoras, va a resolverse en clave “progresista” porque la hegemonía social, cultural e ideológica es absolutamente de este signo. Esta es la razón por la que es más factible un pacto PSOE-Podemos con IU, ERC, etc, que una “gran coalición” tipo PP-PSOE o incluso PP-PSOE-C's. Lo peor es que incluso si ésta coalición se diera los temas, las esencias y los tiempos de la política española no iban a variar sustancialmente en comparación con un pacto a lo “frente popular”. Por todo lo dicho es por lo que creemos que aporta más claves la “hegemonía ideológica” que la “mayoría política”.

Sin embargo, nada de esto varía un ápice el hecho de que existe una enorme bolsa de votos que, huérfana de voz electoral, realiza su actividad en la sociedad civil, de manera un tanto descoordinada. Solo la emergencia de una fuerza política en este sentido supondría un verdadero cambio, un cambio real, en la política española. Por lo demás no es demasiado difícil saber por donde van a ir los tiros en el año que llega.

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