Vargas Llosa se la coló a su ex con una llamada trampa que tenía truco
Tenía un motivo aparentemente nostálgico y sentimental, sin embargo me cuentan que respondía a una estrategia que ahora está a punto de dar sus frutos. Preysler vuelve a salirse con la suya.
Mario Vargas Llosa tiene claro que Isabel Preysler es la mujer de su vida. A la vejez viruelas, sobre todo tras una vida junto a Patricia Llosa. El contacto telefónico que el escritor y su todavía esposa mantuvieron en Navidades -y del que ESdiario informó en exclusiva- se produjo con un motivo aparentemente nostálgico, pero que escondía parte de la estrategia del Nobel para conseguir acelerar el proceso de divorcio. Me cuentan que, durante la breve pero intensa conversación, Mario manifestó su deseo de acabar con la batalla legal, y para proponerle que, en caso de no oposición, él cedería también la titularidad del casoplón de República Dominicana.
El ofrecimiento no es para desatender. Se trata de un edén construido en una de las más lujosas urbanizaciones de la zona y en la que Mario y Patricia siempre se han sentido muy seguros. Aunque su precio en el mercado podría alcanzar cifras astronómicas, quienes bien conocen a Patricia aclaran que su prioridad no es el dinero. Nunca lo ha sido. Tal vez ahora esté más centrada en recuperar la autoestima y la dignidad que en fortalecer sus cuentas corrientes. Poder viajar hasta Republica Dominicana sin tener que dar explicaciones de sus movimientos le conferiría una libertad e independencia que también necesita.
Sería el punto de inflexión. Pero tampoco lo que podría acabar con todo. Me cuentan que Mario está dispuesto a contraer matrimonio con Isabel en la próxima primavera. Me señalan el mes de abril como el que podrían escoger para formalizar su relación. Así se lo ha comunicado el propio Nobel a alguien de su proximidad: “Lo tiene clarísimo y ha sucumbido a la petición de Isabel. Ella es la que más está haciendo para resolver todos los puntos conflictivos del divorcio, se ha asesorado muy bien”.