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La próxima aparición de Preysler y Llosa promete romper los audímetros

La pareja no se separa. Desde que hicieron público su amor, Isabel y Mario no paran de acudir juntos a los actos más diversos. ¿Promoción o la búsqueda de un objetivo?

Isabel y Mario, ahora, sobre la alfombra roja

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Una de las máximas que parece extenderse a lo largo de la vida de Isabel Preysler es su habilidad para convertir en éxito todo lo que toca y, encima, lograr sus objetivos.

Es de esas mujeres que, además de elegantes y bellas (por mucho que le haya robado el trono de la elegancia Nieves Álvarez) tienen la habilidad del rey Midas, todo lo que tocan lo convierten en oro. Programa en el que aparece –que son pocos-, líder de audiencia. Producto que anuncia, líder en ventas… Y así un largo etcétera.

Isabel ha demostrado a lo largo de su vida que enloquece a los hombres

Pero, evidentemente, no es lo único que se le da bien. Más allá de otras muchas habilidades, Isabel ha demostrado a lo largo de su vida que enloquece a los hombres. Tiene ese no se qué, con el que logra que mortales de lo más variopintos –pero siempre muy bien posicionados- caigan rendidos a sus pies.

Y no sólo eso, sino que logra que lo dejen todo y la conviertan en el centro de su vida. Como nos decía una amiga íntima de Isabel, la Preysler no es de amantes, sino de maridos. Y en ello, precisamente, está Mario Vargas Llosa.

Por todos es sabido que Mario, desde que conoció a Isabel, no piensa en otra cosa. Compatibiliza su vida profesional con el amor que profesa por la madre de Tamara y Ana y que, sin dudarlo, ha solicitado el divorcio a su todavía mujer, Patricia. Aunque, para ello, se haya tenido que mostrar de lo más generoso y prometerle a su prima Llosa casi todo lo que quiera.

Muy entretenidos

Mientras tanto, a Isabel y a Mario les vemos hasta en la sopa. Se prodigan en salidas conjuntas y con amigos y, sobre todo, en asistencia a casi todo tipo de actos. Sin separarse. Isabel sabe bien lo que hace, hay que atarles muy corto.

Así que, desde que les vimos en el gran estreno en Nueva York de la familia Colonques, Isabel y Mario lo están dando todo. Que si en un hotel de lujo en Puerto Rico, que si el homenaje a la agente literaria Carmen Balcells en Barcelona y, ahora, la última de ellas: los Goya. Eso sí, alegando la cercanía de las fechas navideñas, no acudieron a la boda de Cynthia Rossi, hija de su íntima Carmen Martínez Bordiú.

Así es, la futura familia Vargas Preysler se ha convertido en el reclamo para que algo vuelva a captar la atención de la gente. Aunque, todo sea dicho, están empezando a cansar y cargar un poco.

Sea como fuere, a Mario le han escogido para que entregue el Goya al Mejor Guión y eso permitirá a Isabel desfilar por la alfombra de estos premios ante la expectación de muchos. Quizás, así, logren subir un poco las audiencias de esta gala del cine.