Cifuentes guía al PP: ella tiene la fórmula para desarmar a Podemos
La presidenta madrileña ha sabido cómo segar la hierba de los argumentarios podemitas a base de hechos y de una discreta política de reuniones. Algo de lo que el PP debería tomar nota.
Cuando el jueves pasado Celia Villalobos se despachó con una desafortunada frase sobre las rastas y los piojos en alusión a algunos de los nuevos diputados del Congreso, en Podemos dieron saltos de alegría. Para los del partido morado, que una representante de la “casta” como Villalobos, con casi treinta años de escaño a sus espaldas, se introdujese por esos vericuetos dialécticos fue como recibir agua de mayo.
Desde luego, no será con palabras gruesas como las de Villalobos con las que el Partido Popular cortará las alas a Podemos. De momento, los populares siguen buscando su estrategia de respuesta sin hallarla desde mayo de 2014. Al fin y al cabo, uno de los el asesores más influyentes de Mariano Rajoy, Pedro Arriola, se permitió el lujo de despacharlos como “frikis”. Y ahí están: con 69 diputados en el Congreso.
Un discurso contraproducente
Mientras, el grueso del PP sigue dando vueltas en torno al chavismo como argumento principal contra Podemos. En eso, como en tantas otras cosas, Génova ha demostrado que no es capaz de tomar el pulso a la sociedad. En ocasiones, incluso, tiene un arte particular para no palpar que ciertos mensajes pueden resultar contraproducentes salvo para los partidarios más acérrimos.
“Si les desacredita el partido de los corruptos, habrá que apoyarles”, ha sido la valoración de muchos ciudadanos que han depositado su voto por los de Pablo Iglesias. A la vista está lo que han dado las urnas, desde mayo para acá, como resultado.
En esa nada intelectual en la que se encuentra el PP a la hora de cortar el camino a Podemos, tan sólo una luz brilla: la de Cristina Cifuentes. La presidenta madrileña, bien aconsejada, ha tomado nota de que la mejor forma de cortarle el paso a los podemitas es segar la hierba bajo sus pies. O sea, quitarles los motivos para que desplieguen sus argumentarios.
Mano dura con los escándalos
Por ejemplo, a Cifuentes no le ha temblado el pulso a la hora de cortar de raíz el escándalo de Metro de Madrid, con el "reparto" de puestos entre el exjefe de la Asesoría Jurídica y su esposa, con ceses y dimisiones pese a que, en cierto punto, la cuestión era más estética que ilegal. Pero es que la estética, en mucho casos, funda la ética. Hechos son amores.
Si a esto se le suma el proyecto de activar un Plan de Regeneración Democrática que incorpora medidas pioneras como listas abiertas, limitar los tiempos de mandato o evitar la acumulación de los cargos públicos, la receta cobra más fondo y puede tener repercusiones a mayor nivel. Porque Cifuentes también quiere abrir las ventanas al aire de los nuevos tiempos en el PP proponiendo la adopción de primarias.
Además, la presidenta sabe que nada puede hacerse sin los actores sociales. Por eso, con mucha discreción, por su despacho de la Casa de Correos han pasado, y siguen haciéndolo, organizaciones como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, colectivos LGBT o asociaciones diversas que basculan ideológicamente hacia la izquierda.
Muchas de ellas reconocen que con esos encuentros Cifuentes ha conseguido aparcar el apodo de “La represora” que le dedicaron como delegada del Gobierno para pasar a ser una interlocutora de primer orden sobre las problemáticas que se viven en la calle. “Al menos hay voluntad de escuchar”, aseguran.
Hechos palpables
Y también de actuar. Ahí está el abono transportes a veinte euros para los jóvenes, el aumento, la ampliación de la renta mínima de inserción, la creación de empleos en el suburbano de Madrid o la creación de un fondo contra la pobreza energética.
Incluso a la hora de zafarse con el adversario, Cifuentes sabe cómo golpear sin que se note. La foto paseando por el centro de Madrid agarrada del brazo de Manuela Carmena hizo más daño a los miembros más radicales de Ahora Madrid que cualquier discurso o soflama crítica.
De ahí que algunos deberían tomar nota. Este es el camino para contener políticamente a Podemos. El PP ya tiene un ejemplo palpable dentro de su casa de cómo hacerlo. Y no es a base de declaraciones más o menos chisposas que cargan las pilas del populismo.