La felicidad de Campanario desata la cólera incontrolable de su suegra
Recuerdo cuando me telefoneó en pleno directo y presa de los nervios, así que no me extraña la reacción furibunda que me cuentan que experimentó, a grito pelado, totalmente fuera de sí.
María José Campanario reaparecía ante los medios de comunicación más simpática que de costumbre. Con la artillería pesada y descubriendo que su vida es tan o más feliz de lo que podía imaginar. Nada de tristeza ni de crisis en su matrimonio. Jesulín de Ubrique sigue haciéndole reír tanto como el primer día. Todo fueron odas al hombre que intentó ponerle piedras en el camino. No hay que olvidar la monumental crisis que atravesaron cuando el torero desaprobó que su mujer se mudara a Portugal para formarse como protésico dental. Fueron días, semanas e incluso meses convulsos que, como siempre, negaron ante los medios y lloraron en privado.
María José también repartió estopa contra Toño Sanchís. En efecto, la de Castellón buscó un acercamiento a Belén Esteban que pudo haber sido menos forzado. Más madera para un Toño al que calificó de mala persona. Dice Campanario que nunca se fió de él y que, tal vez, fue el instigador de la campaña de acoso y derribo de la que fue víctima. Su gozo en un pozo. Esteban agradecía el gesto al tiempo e que se alzaba como única responsable de sus declaraciones contra el clan Janeiro.
Llamó la atención la forma en la que Campanario se refirió al resto de su familia. Todo es positivo en un entorno que parece más hostil. Me cuentan que su relación con Carmen Bazán sigue siendo tensa y desapacible. La madre de Jesulín no le perdonará nunca que le hiciera poner pies en polvorosa para salvar su matrimonio. Me aseguran que, tras la emisión de las entrevistas -en especial la que Kike Calleja le realizó para Sálvame- hubo gritos encolerizados y más de una llamada telefónica. No me extraña la reacción de la Bazán, pues recuerdo cuando me telefoneó, en pleno directo y presa de los nervios maldiciendo contra la mujer de su hijo a quien le acusaba de haber provocado un socavón en su relación. De aquellos barros llegan ahora estos lodos.