La prioridad: anular el pasado, inventar la memoria
El Gobierno en funciones aplica gallardamente la Ley de Memoria Histórica de ZP, que pudieron cambiar con su difunta mayoría absoluta. Luego que no lloriqueen.
En Navarra ya vamos viendo cuáles son las prioridades de las nuevas mayorías de derrotados. La Comunidad Foral, como si no hubiese pobreza, amenazas y miedos, ante todo insta al Estado a elaborar ¡un mapa de fosas de fusilados en el 36! El dinero de los navarros, que como se sabe sobra, se dedicará por iniciativa de Geroa Bai y con apoyo de Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E a tan importante empresa. Se requiere una partida presupuestaria de, al menos, 150.000 €.
Crucial. Mi amigo Álvaro Baraibar, director general bárkiko de Paz, Convivencia y Derechos Humanos, presta su atención a las labores de localización y exhumación que lleva a cabo la sociedad Aranzadi "de asesinados de la Guerra Civil" y otros grupos igualmente científicos, imparciales, moderados y señoriales. Como lo son las explicaciones del reputado erudito Francisco Echeverría, que lo acompañó en la fosa de Ibero.
Significativo. Los batasunos y otros marxistas no hacen esta campaña ellos solos, no. El Parlamento de Navarra acordó, con la abstención de UPN y sólo el voto en contra del PP, instar al Gobierno del Estado a destinar una partida presupuestaria de miles de euros a la elaboración de un mapa de fosas comunes con el objeto de elaborar un plan nacional de exhumaciones. Hubo tiempos en que los Planes Nacionales eran de prevención de enfermedades, de construcciones escolares o de colonización; pero ya no: ahora lo que importa es re-inventar el relato del 36, y terminarán contándonos que los navarros, en realidad, eran ya de la izquierda abertzale, y que lo que pasó no pasó.
Perversi difficile corriguntur et stultorum infinitus est numerus, se decía antes. La iniciativa de Geroa Bai se ha aprobado con enmiendas y votos de PSOE, EH Bildu, Podemos e I-E. UPN no se ha opuesto. E incluyen, antes del reconocimiento de las víctimas, lo que de verdad importa: se insta al Estado “a la elaboración de un plan para la remoción y significación de simbología y monumentos que exaltan la dictadura franquista y a crear una secretaría de Estado en el ministerio de Presidencia, así como una Agencia interministerial que funcione como órgano de coordinación”. Bla, bla, bla.
Que es una necedad además de parecerlo se sabe sin ser Cicerón, pues sigue siendo cierto que “Stultorum sunt plena omnia”. No quieren ninguna reconciliación. Viven del rencor, la envidia y la mentira, y cuando miran al pasado es para inventarlo y manipularlo a su gusto. La meta es invertir el resultado de 1939, objetivo que aúna a todos los socios de la banda que gobierna Navarra y aspira a gobernar España. No quieren justicia, anhelan venganza. Piden la supresión de la memoria y su sustitución por sus historietas, y no sólo sobre el siglo XX. Llaman “derechos humanos y memoria histórica” a la anulación póstuma de sentencias y leyes, sin preguntarse cuáles son los fundamentos de este Estado que buscan asaltar.
El batasuno Dabid Anaut (Bildu) ha sostenido nada menos que "el Estado español tiene una deuda con todos los que sufrieron la represión". Que esto se diga desde la connivencia con el crimen es más que risible. Que esta gente se apropie de “víctimas olvidadas como los homosexuales y las mujeres que vieron como desaparecían sus seres queridos y resistieron”, como si las mujeres y los homosexuales sólo hubiesen estado en uno de los bandos de entonces, o de ahora.
No se trata de enredarse en mezquindades miopes como “la dificultad jurídica de anular sentencias” y demás. Quedan perfectamente retratados los que ponen a un mismo nivel los que llaman “asesinatos franquistas” con lo sucedido en la entonces zona roja o con lo vivido por las víctimas del terrorismo abertzale. Yerra de punta a cabo el PP al pedir perdones y buscar excusas, puesto que con esa actitud simplemente da alas a quienes no quieren memoria, sino reescribir la historia de España y, por cierto, suprimir de ella al PP además de a sus propios abuelos.
Todos somos nietos de las dos partes, como lo somos de las dos Españas del XVIII o del XIX. El resto es miseria, cobardía y egoísmo, que es lo que habríamos dicho, con el PP al frente, si el PCE negase los asesinatos de Paracuellos o si el PSOE hubiese desmontado el monumento del Cerro de San Cristóbal en Valladolid. Pero se ha hecho gobernando el PP, y porque el PP no quiso, pudiendo, suprimir una ley arraigada en el rencor. Bien, sea: quisieron evitar un enfrentamiento, y lo tendrán por doble partida sin ganar un solo voto.