La jugarreta de Patxi López al PP a cuenta del "gallinero" de Podemos
Al presidente del Congreso no le han hecho falta ni cuatro días para tener un encontronazo con el PP, que ya le ha puesto la proa. No se fían de sus intenciones. Y es que llueve sobre mojado
La relación entre el PP y el presidente del Congreso, Patxi López, ha comenzado mal. Tanto que a las primeras de cambio le han acusado de “mentir” al acusar a Celia Villalobos de haber diseñado la distribución del hemiciclo que ha mandado a Podemos al “gallinero”. No es para menos el enfado de los populares porque López ha querido escurrir el bulto de un asunto en el que los socialistas, como mínimo, tenían tanto que ver como el PP y Ciudadanos. Lo que ocurre es que han querido nadar y guardar la ropa, dar una patada a Podemos y, a la vez, tratar de quedar bien por aquello de los pactos.
No sabe López con quién se juega los cuartos. Villalobos otra cosa no tendrá pero genio le sobra. Y tarde o temprano le devolverá la jugarreta. Porque no es de recibo lo que ha hecho el presidente. Resulta que la vicepresidenta segunda, la socialista Micaela Navarro, también ha votado a favor. Y es más, parece ser que la distribución de los asientos respondía a un pacto del PSOE con Ciudadanos al que el PP ha dado el visto bueno para darle a Podemos una patada donde más le duele: en su ego y en su narcisismo.
Al final, mandar a Iglesias a la quinta fila es robarle el plano de televisión que tanto le gusta. La decisión no afecta para nada a su labor parlamentaria pero le aleja de los objetivos de las cámaras. E Iglesias se lo ha tomado muy mal. Pero es que el que se dedica a ir insultando, menospreciando y mirando por encima del hombro a los demás, con prepotencia y arrogancia, no puede esperar otra cosa. En el momento que puedan le van a pasar factura. A ver si aprende la lección.
Pero el incalificable comportamiento de Patxi López en este asunto no ha hecho sino aumentar el cabreo del PP con él, que venía ya madurando. No entienden los populares el empeño del presidente en poner a funcionar la Cámara Baja de forma ficticia, de cara a la galería, sin esperar a que haya un Gobierno. Para los populares es un paripé y un teatro ya que difícilmente el Congreso va a poder aprobar algo que luego el Gobierno en funciones no puede ejecutar. Y menos aún entienden sus prisas por formar las distintas Comisiones parlamentarias. Eso se ha hecho siempre cuando ya había Gobierno porque lo lógico es que se adapte el número, el nombre y el contenido de las mismas a los ministerios que forme el presidente. Pero Patxi López cree que no, que los ciudadanos tienen que ver que los diputados están activos, que el Congreso funciona. En el fondo no es más que un engaño, un ardid, pura fachada de puertas para afuera.
Aunque la verdadera razón que impulsa a López, al PSOE y a Podemos en su empeño por activar artificialmente el Congreso no es solo la de cuidar su imagen ante la opinión pública. En realidad lo que quieren es utilizar la Cámara de forma propagandística. De hecho el Grupo Socialista ha registrado ya, para empezar, ¡medio centenar de iniciativas!, muchas de ellas con un tufo a oportunismo y populismo que tiran para atrás. Y, por supuesto, la derogación de la reforma laboral, de la LOMCE, de la ley de seguridad ciudadana. Por no hablar de esa Ley de emergencia social que ha presentado Podemos que es promete hasta pisos en la playa y que, según Iglesias, no implica subir el gasto público. La cuadratura del círculo.
López no ha empezado bien. Imparcialidad es lo que se debe exigir al presidente de la Cámara en sus decisiones y, sobre todo, que no mienta cuando habla desde su cargo y en nombre de la Mesa. Sabe perfectamente que su partido estaba en el ajo de enviar a Podemos al gallinero. Que lo asuma en lugar de intentar escurrir el bulto.