La carrera hacia el abismo
Algunos temas de la carrera presidencial estadounidense, como se ha visto, ya no los controla Hillary Clinton o el "establishment" republicano. ¿Y en España mientras tanto qué pasa?
En los EEUU, la terna Trump-Cruz-Sanders tiene el denominador común de que, aunque no coinciden en muchas cosas, no son los candidatos del sistema. Sí lo es Marco Rubio, que tras avanzar que rompería el acuerdo con Irán el mismo día que llegara al despacho oval, ahora está reculando sencillamente por que los rebeldes antes mencionados han impuesto que el discurso sea otro.
Rubio avaló con su firma la amnistía a los ilegales junto a un loco como el senador John McCain. No es seguro que ahora lo hiciera. Pero a lo que vamos es a señalar que hay temas sobre los que los votantes quieren que se decida algo diferente a lo que ha habido hasta ahora, y esos temas ya no los impone Hillary Clinton, ni el establishment republicano.
Son otros asuntos y han venido para quedarse porque han devenido en condiciones permanentes de la época que vivimos, a saber: la invasión migratoria del Tercer Mundo, la atroz y creciente desigualdad económica, el estancamiento económico, la lucha por la cultura y la decadencia real, aunque en términos relativos, de Occidente.
En torno a estas cuestiones hay ya, de facto, al menos dos partidos republicanos y otros dos demócratas: al margen de los partidos oficiales hay un “partido” demócrata, de tipo socialistoide, en rebelión contra los bancos y contra Wall Street y a favor de repartir la riqueza de los más ricos. También hay otro partido republicano que quiere una moratoria en inmigración, asegurar las fronteras, que rechaza las amnistías a los inmigrantes ilegales y las guerras innecesarias y que quiere una economía a la medida de los EEUU, no de Davos o Pekín. Este es el “partido” republicano populista, patriota y social conservador, muy diferente del GOP representado por Marco Rubio.
Por todo ello, el debate político ha variado su eje de manera muy sustancial, así que gente como John McCain o Marco Rubio no tendrán mejor opción que “reinventarse” o sencillamente contemplar como pasa su momento.
¿Qué sucede en España? Véase el reparto de escaños de las últimas elecciones de noviembre de 2015 y hágase cuentas de las posibles combinaciones para formar gobierno. Salvo el PP y C’s, el resto es todo izquierda, extrema-izquierda o bien gente que simplemente busca la destrucción de la pentacentenaria nación española, una de las naciones más relevantes de Occidente.
Por exclusión, ¿constituyen PP y C’s alguna solución a los problemas planteados? Es muy dudoso. Los temas que se debaten en EEUU están también presentes en nuestra realidad diaria: invasión tercermundista, destrucción de la clase media, guerras culturales para imponer la tiranía de la izquierda y una economía al servicio de la alta finanza.
En todos estos asuntos, PP, C’s y todos los demás discrepan solo en cuestiones de grado y de matiz pero no esencialmente. Incluso en lo más llamativo, en la transformación de todas las filias, fobias y taras de la izquierda en una especie de neo-religión del Estado, con su ortodoxia y su “Santo Oficio” laico, partidos como el PP o C’s se han limitado a encogerse de hombros para hablar en exclusiva de temas económicos.
¿Qué se deduce de todo esto? Pues que a medida que la dictadura de lo políticamente correcto –es decir, la de la progresía- hace crujir el edificio social, una parte muy sustanciosa del pueblo español se halla completamente desorientada porque no tiene a nadie que le represente. Obsérvese que los votos menguantes del PP salen aún del miedo a los otros, pero no del rechazo claro de lo que los enemigos del PP significan.
Cosas como la “estabilidad”, la “sensatez”, la “seriedad” –tan caros a los chicos de Rajoy- son sencillamente conceptos vacíos que agitan el espantajo del miedo pero que no implican que no se pueda permanecer “estable”, “sensato” y “serio” en una vía completamente equivocada. Y es que si nuestra actual situación es lamentable algo tendrán que ver los que, teniendo todo el poder, hasta ahora no han impedido nuestra resuelta carrera hacia el abismo. Por suerte, no lo duden: antes o después llegará la respuesta.