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Pantoja y sus hermanos guardan un secreto que despierta suspicacias

La tonadillera casi no pisa ya la cárcel desde que obtuvo el Tercer Grado. Pero eso no quiere decir que esté más cerca de los suyos. Fiscalizada por sus hermanos, Isabel se aleja.

Isabel podría volver a los escenarios en breve.

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La vida de Isabel Pantoja ha estado en continuo cambio en los últimos años. Un devenir que la ha sometido a una presión tal que ha ido mermando su salud y, sobre todo, le ha pasado factura física y psicológica. Lo único que quiere ahora Isabel es descansar. Más ahora que la juez de Vigilancia Penitenciaria ha acordado la libertad condicional, una medida que comenzará a disfrutar cuando cumpla dos tercios de la condena impuesta, lo que ocurrirá en torno al próximo día 2 de marzo.

Disfrutar de los suyos, de su familia y, más aún, de sus nietos, se ha convertido en una máxima para la viuda de Francisco Rivera Paquirri. Pero, claro está, aún queda pendiente el definir quiénes son esos que consideramos –o consideran- “suyos.”

Y es que, recordemos, que mientras Isabel estuvo en la prisión sevillana de Alcalá de Guadaíra, los permisos de los que pudo disfrutar se convertían en toda una fiesta. Literalmente. Cantora se llenaba de música y de gente que no dudaba en aprovechar y celebrar los momentos que Isabel tenía para pasar junto a íntimos como Falete o Raquel Bollo, entre otros.

Queda pendiente definir quiénes son esos que considera “suyos.”

Sin embargo, ahora que Justicia le ha concedido el Tercer Grado penitenciario, la cosa parece que ha cambiado. Isabel vive prácticamente recluida en Cantora. No se la ve y no quiere ver. Sabemos de las visitas de sus familiares porque, tanto sus hijos Kiko y Chabelita como su sobrina Anabel son bastante dados a contarlo en sus perfiles sociales.

Sólo tenemos que ver las fotos de la pasada Navidad o de citas importantes como la celebración del cumpleaños de Kiko Rivera en Cantora. Al que, por cierto, no asistió su hermana Chabelita. Quizás está ausencia forma parte de una nueva andadura en la que, para sorpresa de muchos, Isabelita ha decidido también cerrar el acceso a su cuenta de Instagram.

Son pocas las imágenes que tenemos de Isabel. Y es que ya ni el hecho de que tiene que dormir en una celda de lunes a jueves –como parte de su permiso- se nos presenta como excusa perfecta para cazar alguna instantánea. Será porque, gracias a los continuos permisos que le ha concedido la institución penitenciaria, Isabel no ha tenido que pisar prácticamente la cárcel en las últimas semanas.

Unido a que, a principios e marzo, la Pantoja podría firmar por fin su permiso, las opciones que nos quedan son pocas. ¿Qué pasa entonces con los más cercanos? Con sus amigos de verdad

Otro teléfono

Según ha comentado Antonio Rossi en el programa de Ana Rosa Quintana, Isabel ha cambiado de teléfono y el nuevo es, poco menos, que un secreto de Estado. Como lo leen.

Parece que desde que salió de prisión la ex de Julián Muñoz tiene un nuevo número. En posesión de ella y sus hermanos. Poco más. De hecho, sus amigas se quejarían de que no pueden localizarla si no es a través de Agustín; ya que el fijo de Cantora está también desconectado.

Una fiscalización de la intimidad que no entienden. No alcanzan a comprender por qué, ahora precisamente, que Isabel puede disfrutar más aún de los suyos, no le dejan esa libertad de volcarse y olvidar con ellos las horas bajas que ha pasado.

Y aquí a los mal pensados, entre los que me incluyo, nos da por barruntar que Agustín y compañía podrían estar poniendo limites a ciertas filtraciones. ¿En pos de su reaparición escénica? ¿Del morbo? ¿O de alguna que otra exclusiva que solucione la falta de liquidez económica que supuestamente existe en el clan Pantoja?

Isabel adora a sus dos hijos