Rivera, de rebajas, pasa de exigir 76 condiciones a Cifuentes a 5 a Sánchez
Limitar le mandato del presidente a ocho años es innegociable. Las medidas para acabar con el paro no. Acabar con los aforados no es discutible. El cumplimiento del déficit sí. Y así todo.
Ciudadanos está en periodo de rebajas. Sus condiciones para apoyar la investidura de Pedro Sánchez nada tienen que ver con las que impuso a Cristina Cifuentes en la Comunidad de Madrid. Entonces, y hablamos de hace ocho meses, se detallaron por escrito 76 compromisos concretos en los más variados ámbitos. Ahora Rivera sólo exige la reforma de la Constitución en cinco puntos concretos. Y eso es lo mismo que no pedir nada ya que sabe perfectamente que no es posible sin el acuerdo del PP que tiene mayoría absoluta en el Senado para vetarlas. Es más, el acuerdo con el PSOE es como no acordar nada, a lo sumo “un espectáculo de fuegos artificales” como ha dicho Errejón, pero desde luego no es pactar una investidura porque no suman ni de lejos los votos suficientes.
Por si fuera poco, las reformas tan urgentes que pide Rivera (deberían estar hechas en tres meses) no parecen algo innegociable para el futuro de España. Pueden ser necesarias pero desde luego no prioritarias. Ni acabar con los aforados, ni despolitizar la Justicia, ni acabar con las Diputaciones parecen asuntos de vital importancia frente a otros mucho más perentorios que tienen que ver con las cosas de comer. Con esas reformas de la Constitución no se acaba con el paro, ni se crea empleo, ni se facilita el crecimiento económico. Mucho menos aún con las otras dos condiciones: limitar los mandatos a ocho años para el presidente del Gobierno y rebajar las firmas necesarias (de medio millón a 250.000) para presentar una Iniciativa Legislativa Popular (IPL).
Estamos todo el día hablando de la necesidad de defender la unidad de España frente a los independentistas, de las cifras inadmisibles de paro, de la sostenibilidad de las pensiones, de acabar con la desigualdad social y la precariedad laboral... Y viene Rivera a exigir como condición innegociable que el presidente del Gobierno no pueda estar más de ocho años en La Moncloa. De lo importante de verdad, ni palabra. Parece un chiste o una tomadura de pelo.
Las cinco condiciones de Rivera no son tales condiciones; son un cheque en blanco al PSOE. En primer lugar porque sabe que Sánchez no tiene problema alguno en firmarlas. Y en segundo lugar porque nada le impone en lo que realmente determina el futuro próximo del país. De qué hacer con la reforma laboral ni pío; del cumplimiento del déficit nada de nada; del desafío independentista como si no existiera; del sistema de pensiones ni se acuerdan. Mañana es probable que los dos partidos cierren un acuerdo completo en el que es de esperar que se hablará de todo eso. Aún así resulta chocante que lo importante se pueda negociar y malear y lo accesorio se convierta en intocable e innegociable. Dicho de otra manera; Ciudadanos puede ceder en muchas cosas pero por lo que no transige es porque siga habiendo aforados o porque se necesiten 500.000 firmas para una IPL. Ah, y por si fuera poco Rivera no descarta ya entrar a formar parte del Gobierno. Desde dentro se asegurará mejor de que esas reformas constitucionales para las que no tienen votos salgan adelante en tres meses. Lo dicho, una tomadura de pelo al personal.
Hasta el propio Sánchez se ha quedado sorprendido con las exiguas exigencias. “Si ésas son las peticiones que tiene Ciudadanos y Albert Rivera, que no le quepa duda a los españoles, habrá acuerdo”, ha dicho el socialista. Toma, claro, como para no haberlo.
La postura de Rivera resulta aún más llamativa si la comparamos con la que mantuvo su formación con Cristina Cifuentes en Madrid. Y eso que aquello no era para entrar en ningún gobierno sino para permitir la investidura. Ciudadanos exigió al PP madrileño 76 puntos que constituyen todo un programa de legislatura. Fue un “lo tomas o lo dejas”; no hubo cinco condiciones sino 76, detalladas, claras y diáfanas.