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Patxi López paga la novatada: sus señorías se le suben a la chepa

Los nuevos tiempos políticos no son fáciles de manejar. El presidente del Congreso pudo comprobarlo durante la ronda de réplicas de los portavoces parlamentarios al discurso de Sánchez.

Patxi López.

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El empeño del presidente del Congreso por hacer el papel de profe tolerante le ha llevado a lo que suele ocurrir en estos casos: a que el alumnado le tire bolitas de papel y le haga cuchufletas.

Su buenismo comenzó permitiendo que el representante de En Comú Podem utilizara el catalán al final de su alegato, cosa que también hizo Albert Rivera; siguió con su beneplácito a que los ministros de Exteriores y del Interior, a los que, con todo el respeto, nadie había dado vela en ese entierro, tomaran la palabra por alusiones, circunstancia que también fue aprovechada por el portavoz del PP, Rafael Hernando, y por Xavier Doménech, momento en que López decidió dar un golpe en la mesa, no sin antes patinar al dirigirse a Pablo Iglesias con una familiaridad desconocida hasta ahora en el hemiciclo, ocasión que el líder de Podemos cogió al vuelo para responderle, ante le pitorreo general, con un: "No sabía que nos íbamos a tutear, pero si nos tuteamos no hay ningún problema, Patxi".

Al presidente del Congreso ha estado puntito de írsele la situación de las manos en su debut. Hubo momentos en que, más que un debate de investidura, la sesión parecía una escena de Berlanga, con abucheos en los escaños, besos de tornillo entre diputados y corte de micrófonos a los insumisos verbales. Una juerga en toda regla que viene a demostrar que los nuevos tiempos políticos llegan con sobredosis de show business.

Ahora, para terminar de convertir el Congreso en un sindiós ya solo hay que esperar a que Patxi López coja una gripe y le ceda el testigo a Celia Villalobos. Eso sí que va a ser para verlo.