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Antonio Asunción de ministro de González a posible fichaje de Francisco Camps

La Comunidad Valenciana llora a uno de sus políticos más sensatos. Fue Asunción quien puso en marcha, por ejemplo, la política de dispersión de presos de ETA.

Albert Rivera y Antoni Asunción presentado en Valencia (año 2013) Movimiento Ciudadano.

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Una enfermedad se ha llevado en poco más de tres semanas a Antonio Asunción. Valenciano de pro, nacido en Manises hace 64 años comenzó a construir su historia pública allá donde le gusta al político de raza, en el municipalismo. Muy joven, en 1979, fue alcalde de su pueblo, puesto que revalidó en las siguientes elecciones para posteriormente dejar el cargo y pasar a presidir la Diputación de Valencia en el lejano año 1983 ahora que está en el aire la continuidad de esas supramunicipales instituciones.

Tras años dedicados a su querida Valencia, Felipe González puso su mirada en él para encargarle una altísima y complicada responsabilidad en esos años en los que ETA asesinaba miserablemente casi a diario: en 1988 fue nombrado director general de Instituciones Penitenciarias, rango que posteriormente iría aumentado al alcanzar el grado de secretaría general y secretaría de Estado. Fueron días de tarea complicada para Asunción que se apuntó un gran logro -ahora que pasean por la calle Arnaldo Otegi o Urrusolo Sistiaga- al ser el artífice de la política de dispersión de presos etarras.

En 1994 aupado por ese éxito, ascendió a ministro del Interior aunque el ascenso provocaría su primer borrón en el expediente político al verse forzado a dimitir tras la fuga del ex director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, entonces un icono de la corrupción del PSOE de la era González. Se produjo entonces un paréntesis en la vida pública de Antonio Asunción, Toni para los amigos, tras dejar de ser diputado nacional en 1996.

Asunción fue expulsado del PSOE tras enfrentarse a unas primarias y acusar a su partido de "pucherazo"

Años después reaparecía pero ya en la Comunidad Valenciana con la difícil, imposible, tarea de arrebatarle a un entonces intratable Eduardo Zaplana la presidencia de la Generalitat. En junio de 1999 sufre un tremendo revolcón electoral y ostenta el cargo de líder de la oposición en Les Corts Valencianas apenas dos meses hasta que su propio partido (enfrentado a Joan Lerma o Joan Ignasi Pla) le invita a dimitir al perder el proceso interno de elección de secretario general del PSPV.

En 2011 regresa con fuerza a la primera línea política y disputa la candidatura a la presidencia de la Generalitat a Jorge Alarte. Un proceso terrible, de enemistades y acusaciones de “pucherazo” a la dirección del partido que le conduce directamente a la suspensión de militancia.Fue su punto final a las siglas socialistas.

Sus apariciones públicas son esporádicas y quedan reducidas a sus colaboraciones periodísticas con Federico Jiménez Losantos. Asunción, ya fuera de su partido, llega incluso a sonar como posible conseller de Francisco Camps, en unos años en los que las relaciones personales entre ambos eran excelentes.

Más recientemente, en el año 2013, Antonio Asunción vuelve a la escena política pero esta vez de la mano de Albert Rivera y su Movimiento Ciudadano, el germen de lo que ahora conocemos como Ciudadanos. Ha sido la última página política de Asunción, la contraportada de una vida que ahora se ha apagado tan rápida y dolorosa como imprevisiblemente. Sus amigos de verdad le lloran este sábado y dirigentes como Pedro Sánchez lo lamentan en Twitter: “nuestras condolencias por el fallecimiento de Antoni Asunción, ex ministro socialista. Un fuerte abrazo a su familia y amigos”. También lo hace Rivera “hoy hemos perdido a Antoni Asunción, ex ministro de España y buen amigo, una persona valiente e inteligente. Le echaremos de menos. DEP”. Lo dicho, descansa en paz.

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