Darek, el adonis polaco de Obregón y Uribarri, se enfrenta a un delicado momento

Cuando Darek Dabrosky comenzó su relación con la genuina Ana García Obregón jamás pensó que conseguiría abandonar el mundo del streptease para convertirse en la imagen del diseñador Félix Ramiro. Tampoco creyó que sus líos de faldas, su pasado controvertido con la justicia y su fuerte carácter formaría parte de la actualidad de la crónica social. Pero sí, con la renuncia a su anonimato, el adonis polaco abrió la puerta a una fama que supo aprovechar admirablemente. Tras una relación conflictiva y tóxica con la actriz -que representa con éxito la reedición de la obra Sofocos en el Teatro La Latina- le llegó el turno a Susana Uribarri.

Fue con la prestigiosa representante con la que Darek consiguió tocar el firmamento con las yemas de sus dedos. La hija del inolvidable José Luis Uribarri logró matizar su imagen y le posicionó como personaje amable que se rifaban todo tipo de marcas publicitarias. Pero su relación nunca fue del todo equitativa. O tal parecía cuando se les observaba juntos. Excesiva entrega de una Susana excelsa en lo profesional pero mucho más en lo personal.

Ahora, cuando sus caminos están torcidos, Darek se enfrenta a una situación realmente difícil. Insisten en que se ha iniciado un procedimiento judicial para que el modelo abandone inmediatamente su domicilio. Me aseguran que el polaco lleva cerca de un año sin hacer frente a sus obligaciones como arrendatario de la vivienda, incumpliendo así la opción a compra que contempla el contrato suscrito con el arrendador. Lejos de lo sospechado, su negativa a hacer frente a los pagos no corresponde a un problema económico sino a una decisión tomada concienzudamente. Desconozco los motivos que le han llevado a acometer una acción que le podría acarrear graves problemas financieros y legales.

Sobre todo ahora que, tras su ruptura con Susana Suribarri que anunció Monika Vergara desde Estando Contigo de la autonómica de Castilla-La Mancha, pasea confiado junto a su nueva novia. Una joven de mirada alegre a la que califican como modelo de pasarela sin ser ella nada de eso. No sólo porque su estatura no se lo permitiría, sino porque me aseguran que todavía no tiene definida cuál es su auténtica vocación. Lo que no cabe duda es que lo suyo va viento en popa. De hecho, no se hablaba de otra cosa en la boda del hijo de su diseñador fetiche en la que se profesaron todo tipo de carantoñas. ¡Viva el amor!