Por Europa y contra la Unión Europea
A estas alturas está claro que la UE no es ni representa a Europa sino a la élite del capital y a las casta política internacionalista, a la plutocracia planetaria.
Esta semana se ha consolidado la ruptura más radical entre la Unión Europea y los intereses de los pueblos que la componen. A partir de esta semana es una obligación de todo verdadero europeísta, de todo aquella persona que abogue por la defensa de lo que es Europa y de lo que son sus pueblos, luchar, combatir y denostar a la Unión Europea. Este engendro constituye desde hace pocos días, y por si quedaban dudas, una verdadera antítesis de la defensa de Europa, de su historia y de sus gentes. Esta semana la Unión Europea se ha comprometido a traer desde Turquía a un número de refugiados equivalente al de expulsiones. Pero el trato, cerrado en Bruselas entre los jefes de Estado y de Gobierno, incluye otras tres condiciones para Europa: aumentar los 3.000 millones destinados a Turquía para atender a los refugiados, eximir a sus ciudadanos de la necesidad de visado para viajar a la UE ya en junio y avanzar en el proceso de adhesión al club comunitario.
La puñalada en la espalda europea no puede ser más vil. Dado que nos comprometemos a admitir un refugiado por cada expulsado y como el número de refugiados es potencialmente ilimitado, no solo seremos cómplices del calvario de los refugiados en manos del tiránico e incompetente gobierno turco, sino que encima anegaremos igual Europa con otros tantos refugiados que tendremos aceptar en virtud del tratado. Por si fuera poco, los 70 millones de refugiados de turcos se moverán por Europa sin visado, como harían ya desde hace tiempo los turcos si no hubiera sido por la sangre española y europea derramada en el sitio de Viena. Esta medida, absolutamente suicida y destinada a minar la homogeneidad cultural de nuestro continente, nos costará más de 3000 millones de euros, teóricamente destinados a ocuparse del los refugiados.
No hace falta ser muy listo para percatarse de que de este acuerdo saldrá, primero, una marea creciente de refugiados cuyas vidas y situación importan realmente poco a los políticos, pese a la retórica pseudohumanitaria. En segundo lugar, una creciente inestabilidad en la zona, toda vez que las medidas no van a parar la ola creciente de refugiados en la región a causa del efecto llamada. Por último, también tendremos numerosos problemas que suscitará la presencia en la UE de un Estado claramente heterogéneo en lo cultural y en lo religioso: Turquía.
Hace falta ser estúpido para no percatarse de que el tratado, lejos de salvar Schengen, está destinado a generar tensiones entre Bruselas y aquellos países que no quieren en su tierra una marea de refugiados ni tampoco una marea de turcos sin visado.
A estas alturas está claro que la UE no es ni representa a Europa sino a la élite del capital y a las casta política internacionalista, a la plutocracia planetaria. Desde este momento, cualquier cosa que aliente la destrucción de la UE es un avance en la construcción de la verdadera Europa del futuro. Las elecciones de este fin de semana en varios “länder” alemanes pueden ser un hito en la defensa multisecular de Europa si “Alternative für Deutschland” se consolida como tercera fuerza política. Mientras tanto vaya por delante nuestro desprecio a la casta política europea, desde la derecha hasta la izquierda, y a la Unión Europea, verdadero trasunto de Europa y su civilización. Abajo la Unión Europea. Viva Europa.